Fútbol y peluquerías la nueva "estrategia” para reactivar la economía nacional
Si alguna cosa clara dejó la enredada y, por momentos, ininteligible conferencia de prensa del Presidente Martín Vizcarra fue que ha perdido por completo el rumbo de su promocionado plan de reactivación económica y, lo que es más grave, del control, de la pandemia. De consuelo, nos dejó que las peluquerías abrirán y el fútbol volverá por la señal de televisión. Una jugada en pared con la que se esperan contentar y mantener entretenidos a los peruanos en este nuevo alargue de la cuarentena.
Semanas atrás, era evidente que el Covid nos orillaba hacia un dilema imposible: Elegir entre “la bolsa o la vida”. Para sortear con éxito esa encrucijada diabólica, debíamos hacer cuidadosos equilibrios para evitar los abismos que se abrían sobre la Nación. Se debían tomar medidas que evitaran el despeñadero “del colapso social”, salvar la bolsa y, a la vez, impedir desbarrancarnos hacia la “muerte masiva por Covid”. A estas alturas, pareciera que algún paso en falso hemos dados, pues estamos perdiendo la bolsa y la vida.
Rumbo al despeñadero
A pesar de que hace unos días, el Presidente anunciaba que habíamos llegado a la ansiada meseta, pronto las estadísticas contradijeron esa aseveración. La curva de contagios sigue en alza (más 111 mil casos), al igual que la de muertos (3.244 fallecidos) al cumplirse 68 días del Estado de Emergencia Nacional (EEN).
La información revelada por el Financial Times da pistas de la situación real. El diario británico aseguraba el 20 de mayo que el “Perú podría estar luchando contra el brote más severo del mundo. A nivel nacional, las muertes aumentaron [desde que se declaró el EEN] un 81% frente a la tasa normal [promedio de los últimos años]. Un exceso de unas 8,000 muertes versus las 1,800 reportadas [oficialmente] por Covid. El informe también destaca que Lima es una de las ciudades más afectadas por la pandemia en el mundo enfrentándose a un “brote feroz”: 5,800 muertes más del promedio anual. Un incremento del 223%.
Este devastador escenario, explicaría porque el presidente Martín Vizcarra anunciaba que se “está poniendo metas ambiciosas para aumentar la capacidad de respuesta sanitaria, y atender los requerimientos de carácter social y económicos”. Aseguró que hasta el 30 de junio se ha propuesto “duplicar la capacidad de respuesta en salud: disponer de 2mil camas UCI y 20 mil camas hospitalarias distribuidas en los hospitales del país donde más se requiera”.
Toda esa infraestructura y equipamiento no sería necesario, si es que la pandemia estuviera en una fase de control. La necesidad de habilitar esta respuesta en menos de un mes demuestra que se teme un desborde mayor. Estamos al borde, o de pronto, ya, rodando por el despeñadero.
La reactivación sin pensar en la salud
En esta situación en la que se camina al canto del abismo, todo cuidado para no perder el equilibrio es poco. Lo recomendable, entonces era iniciar las labores de resucitación económica, luego de monitorear la curva de contagios. Solo cuando esta virase su curso ascendente y se estabilice en un registro sostenido (unos quince días en forma de meseta) o se convirtiese en uno descendente, nos podríamos aventurar a apostar decididamente por salvar la bolsa.
Claramente, las piruetas han sido demasiado riesgosas. Las actividades económicas se reactivaron sin tomar precauciones. Una decisión negligente que puede haber contribuido a que hoy la curva de contagios esté desbocada.
No se entiende porque se desestimó el resultado del Modelo de Equilibrio General (MEG) que elaboró Produce. El MEG consideró los “criterios para la determinación de las actividades estratégicas de la economía” y “el nivel de riesgo de transmisión [del Covid] para su operatividad”.
Los resultados arrojaron que en la primera etapa deberían empezar a operar las actividades proveedoras de las actividades esenciales. En la segunda, las actividades asociadas al mercado interno y servicios para actividades no esenciales. Recién en tercera etapa se hallan las actividades asociadas al mercado externo: Pesca (harina de pescado, aceite de pescado), minería (metales primarios como oro, cobre, estaño, zinc, hierro, entre otros). Actividades del sector de construcción (carreteras, calles y caminos; edificios y otros).
Desesperados por mover la aguja, salvar la bolsa. En el Gabinete movieron a las cadenas asociadas al mercado externo que aparecían en la tercera etapa, a la primera fase. Así podía iniciar actividades 18 operaciones de gran minería (todas de tajo abierto) y tres proyectos en construcción, ubicados todos en 12 regiones; que empiecen a funcionar actividades de la Pesca Industrial CHI [consumo humano indirecto]; y, obras de construcción importantes.
Para justificar que la Minería adelante su puesto en la cola, se arguyó que representa el 60% del PBI Minero Metálico, una inversión de 8,255 millones de dólares y emplea a alrededor de 56 mil empleos directos y unos 40 mil empleos más en empresas proveedoras. No se vio, por apurar el paso, que este último argumento escondía un riesgo enorme. Como un zapato con una hilera suelta, produjo un tropezón. Al 30 de abril la minería reportaba 251 casos de Covid, la gran mayoría (210) en una sola operación: Antamina. Al 21 de mayo, los casos se triplicaron. Llegaron a 821 contagios y en 24 mineras. Una prueba de la efectividad del virus y de la desacertada decisión de permitir el inicio de esta actividad.
Si como el Gobierno, señala sus decisiones se toman pensando en evitar los riesgos de contagio, no se entiende por que en las Regiones del Norte (La Libertad, Ancash, Lambayeque, Piura, Tumbes), una de las más asoladas por la peste, se han autorizado actividades económicas como la pesca: 74 plantas harineras y el 60% de la flota (122 Armadores con 295 barcos) se halla trabajando. Hace unos días, se la ha incrementado al 100% (313 Armadores con 493 barcos). En esta industria, estaría justificada la ampliación, puesto que sus estrictos controles parecen haber funcionado. Solo se han registrados dos casos de Covid. Lo que si, sorprende es la autorización para que en estas regiones inicien labores 84 obras de la Reconstrucción del Norte.
La incongruencia de este plan se ve en todos los reparos que a lo largo de estos más de dos meses se le ha puesto al Delivery. Las exigencias de Produce de las últimas hacen arduas de atender por las empresas. Se han solicitado protocolos y superar vallas altas como facturar por encima de las 650 UITs, un determinado números de locales y otros. Ahora, de un plumazo, se acepten que entren todas las empresas a hacer ecommerce e incluso se sumen las vilipendiadas plataformas de Delivery.
Como, si esto no fuera lo suficientemente incoherente, al no se encontrarse en ninguna Fase de la Reactivación, se ha decidido que también puedan trabajar quiénes: presten de servicios a domicilio de mantenimiento de artefactos, bienes y enseres del hogar y de oficinas; presten servicios diversos de atención al público (lavandería, peluquería, cosmetología, entre otros similares), los cuales solo podrán ser prestados a puerta cerrada y previa cita /o a domicilio; presten servicios médicos diferentes a los relacionados a atención de la emergencia sanitaria producida por el Covid, previa cita; y, el comercio electrónico de bienes para hogares y afines, artículos de ferretería, vestuario, calzado, útiles de oficina, artículos de librería, entre otros.
Y claro, el fútbol… “pero con el menor contacto posible”.
En total, 755 mil empresas, las cuales emplean a dos millones quinientas mil personas. Todas ellas, sin contar actividades de construcción y otras, saldrán a trabajar en Lima. El el 60% del aparato productivo nacional se concentra en la capital. Hoy por hoy, una zona de alto riesgo de contagio como lo declara el Minsa.
¿Cómo se moverán estos más de tres millones de personas? ¿Qué transporte emplearán? ¿Cómo piensa el Gobierno evitar los contagios? ¿Le dejará toda la responsabilidad a la gente para luego culparla más adelante?
¿Es realmente, saludable (literalmente), efectuar esta medida en un momento en que la epidemia parece reclamar una mayor cuota de contagios y muertes?
Todo indica que no, pero en el Gobierno parecen estar seguros que con peluquerías y fútbol, los peruanos se mantendrán entretenidos, recuperarán la salud y la alegría de vivir, así la curva de contagios y muertes se incremente.