El día después… de la Cuarentena
Las restricciones sociales dispararán el auge de la economía digital
La pregunta que flota en el ambiente es: ¿El 12 de abril se levantará la cuarentena? Aunque los síntomas de la salud pública, indicarían que todavía no estamos en condiciones para que se nos de el alta médica, en especial en lugares como Lima, Iquitos, Cusco, Arequipa, y las regiones de la costa norte (La Libertad, Lambayeque y Piura), la gran mayoría espera retomar su vida.
El hartazgo del encierro no es la única razón para esperar que se levante del Estado de Emergencia, también está la creciente angustia en que la situación económica se agrave seriamente. En el Perú, como se sabe, el 60% de la PEA ocupada es empleada por Mipymes. A eso se suma que, según Produce, “10 de cada 100 personas de la PEA ocupada son conductoras de una Mipyme formal”. Esa es la razón que quita el sueño a muchos: “¿tendré trabajo si esto se alarga más”.
Entendiendo esta preocupación, el Gobierno oportunamente ha preparado y difundido su plan Reactiva Perú que espera inyectar a la economía hasta 30 mil millones de soles para evitar el colapso del aparato productivo y, por ende, del empleo.
Queda claro que así, el 12 de abril acabe la cuarentena o incluso, si milagrosamente mañana se la levantara, no podremos volver a la vida social y laboral que llevábamos antes de que el Covid-19, lo cambiara todo. Los riesgos de que la epidemia rebrote son muy altos. Como señalaba recientemente, el presidente de la sociedad española de epidemiología, Pere Godoy: “Desde luego no podremos volver de golpe a la vida social con la misma intensidad como la conocíamos. Si lo hacemos, existe un riesgo de que haya otro brote rápido. Se tendrá que ir valorando de forma muy prudente a medida que se vayan reduciendo las medidas y considerando los efectos que producen”.
Esta situación obligará a que se dicten o mantengan ciertas medidas de distanciamiento social, lo que se traducirá en una reactivación económica lenta y afectará a algunos sectores más que otros.
Lo que es cierto es que nadie tiene claro, como será nuestra vida, después del encierro. “Tenemos un gran problema en cuanto a cuál debe ser la estrategia de salida y cómo vamos a salir de esto”, dice Mark Woolhouse, profesor de epidemiología de enfermedades infecciosas en la Universidad de Edimburgo.
Este es un desafío social enorme, que transformará muchas, reglas y conductas sociales que definitivamente afectarán a unos sectores económicos más que otros. Por eso, más allá del paquete reactivador, se tendrá que trabajar de manera muy fina sectorialmente para aliviar los efectos del Covid-19 y dependerá mucho de la conducción e innovación de los empresarios para capear el temporal que se avecina.
Hasta que no aparezca una vacuna (dentro de seis a dieciocho meses) o un número suficiente de personas desarrollen inmunidad tras contraer la infección (un año o más), nuestras esperanzas radican en que se halle un tratamiento médico eficaz contra la enfermedad (medicamentos y drogas que la combatan con éxito) o cambios permanentes en nuestro comportamiento que nos permiten mantener bajas las tasas de transmisión”, como señala el profesor Woolhouse.
La opción más factible, creemos, es la de cambiar nuestros comportamientos, dado que no se podrá enfrentar al Covid-19 si se mantiene la cuarentena debido a que se deteriorarán las condiciones económicas de las familias en confinamiento. El distanciamiento social, nos llevará a efectuar una vida con una serie de restricciones. Los supermercados, seguirán atendiendo como hasta ahora. Un gran porcentaje de nosotros seguirá en modalidad de teletrabajo, las escuelas y universidades deberán adaptarse a la educación virtual, el transporte será restringido y no volveremos a centros comerciales, espectáculos, cafés y restaurantes durante una larga temporada. El entretenimiento será en casa y con escasas visitas. Fiestas, reuniones, almuerzos y parrillas estarán proscritas.
Hacia una economía digital
Lo que estas semanas de encierro nos han demostrado, es que la digitalización de la economía tiene que acelerarse. Con la imposibilidad de generarse grandes concentraciones, el e-comerce terminará por despegar en el Perú. Lo mismo sucederá con la educación. El tele trabajo será una norma, por lo menos durante un tiempo, y quien sabe si llega para quedarse definitivamente. Los costos que implica el transporte, así como los de local, electricidad y otros, podrán visibilizarse “gracias” al Covid-19.
Ante la dificultad de que los alumnos inicien clases en sus colegios, la educación a distancia cobrará relevancia. En las últimas semanas el Ministerio de Educación ha tenido que preparar protocolos y plataformas para recurrir a este medio de enseñanza, pero el camino todavía es largo. “Llevo más de 20 años escuchando los mismos argumentos sobre por qué el Perú NO está listo para hacer uso de la Educación Virtual o Digital. Esos “expertos” nunca han dicho cuál sería la ruta para estar listos o ¿Cómo nos podríamos dar cuenta que ya llegó el momento?. En estos 2 días he visto más avances que nunca. Unos miedos vencen a otros miedos. Ah! por si acaso, y antes que empiecen los comentarios en ese sentido, nadie que sepa realmente de Educación Digital cree que es tan sencillo como tener la tecnología disponible ni que esta reemplaza al maestro. No es un versus, no resta sino suma”, señala Sandro Marcone, uno de los mayores impulsores de la educación virtual.
Este mismo camino deberá recorrer el retail. Deberá moverse hacia la venta digital, aunque las compras suntuarias bajarán ostensiblemente con una economía enfriada. El delivery podría ser la tabla de salvación para el sector gastronómico que sin duda será uno de los más golpeados, junto con el turismo y el de entretenimiento (cines, teatro, fútbol, conciertos, espectáculos en general). Pero para ello, deberán ser mucho más rigurosos en sus controles sanitarios. En especial en el transporte de los mismos del restaurante al consumidor final. De lo contrario el temor de contagio en los alimentos, impedirá que este sector empiece a operar.
El entretenimiento será en casa. El uso de internet será altamente intensivo. Los canales de streaming, los videojuegos, las redes sociales y plataformas para reuniones virtuales irán al alza.
La bancarización tiene que ser una obligación. Las largas colas de gente esperando sus bonos, no se pueden repetir. El pago en moneda, será un riesgo que pocos querrán correr. Los aplicativos de pago rápido encontrarán terreno fértil en el sector comercio y otros.
El gobierno deberá jugar un papel importante impulsando la digitalización de las transacciones, así como la realización de trámites en forma de remota. Tendrán que aprobarse instrumentos de firma digital, legalizaciones virtuales y otros mecanismos que faciliten actos jurídicos no presenciales.
Las restricciones para movilizarse, debieran permitir reformar el transporte público. Se debiera aprovechar la coyuntura para impedir que vehículos en mal estado y con pésimas condiciones de higiene vuelvan a circular. Debiera impulsarse fuertemente el transporte individual y el uso de bicicletas. La Municipalidad de Lima, fieramente criticada por el pésimo diseño de ciclovías, y la ATU deben proveer la infraestructura necesaria. En estos días se debiera diseñar un sistema integrado de ciclovías y establecer carriles segregados para impulsar la movilidad individual.
Como en toda crisis, saldrá adelante quién mejor se adapte y transforme. La digitalización es un camino, seguramente habrá otros, habrá que encontrarlos.