Incertidumbre e inestabilidad
El presidente Pedro Castillo cumplió cuatro meses en el cargo, y salvo la continuación del proceso de vacunación contra el covid-19 iniciado en el Gobierno de Sagasti, hasta el momento ofrece incertidumbre en la economía e inestabilidad en la política. Cada día, cada semana la agenda está marcada por los yerros del actual mandatario, de varios de sus ministros y sin un liderazgo en la agenda económica. El Gobierno actual prefiere el silencio o los tuits como herramienta de comunicación.
En el campo económico, entre otras características, la labor gubernamental está dominada por el mayor gasto fiscal -por eso intenta conseguir facultades del Congreso para lograr más recursos-, y una mayor presencia del Estado en la economía, razón por la cual niega el rol promotor de la inversión privada. Los llamados a los empresarios están distantes de la praxis de los diversos funcionarios. A lo que hay que agregar las discrepancias internas en el gabinete. Por ejemplo, la pretensión de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) para modificar la ley de ordenamiento territorial a fin de que las regiones definan las actividades a desarrollar ha merecido el cuestionamiento del Minem, Minam y el MEF, lo cual hemos informado en las plataformas de Gestión.
En cambio, hasta el momento casi no hay iniciativas para reducir la informalidad laboral o combatir la minería ilegal. Tampoco hay la intención de corregir la deficiente designación de varios ministros y de altos funcionarios en puestos claves, salvo contadas excepciones. Tan es así, que Guido Bellido y Mirtha Vásquez, que han ocupado la PCM, dejan mucho que desear. O el hecho de que se lleve a cabo la renegociación del contrato de Camisea sin tener la certeza de que no habrá cambios en la dirección de Perupetro, con una nueva administración de Petroperú cuestionada y sin un viceministro titular de hidrocarburos, sino uno encargado. Hay cargos que todavía quedan por nombrar. Así, antes de que finalice el año se debe nombrar a quien ocupe la jefatura de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), salvo que Socorro Heysen sea convencida de continuar. La SBS en una situación de incertidumbre como la actual es muy importante que mantenga el profesionalismo y capacidad que muestra hasta ahora, más allá de los ajustes que se puedan hacer. Improvisados o personas de dudosa reputación generarían
desconfianza.
La recuperación económica que se inició desde el último trimestre del 2020 y que vislumbra un rebote cercano al 13% este año puede que en el 2022 muy probablemente pierda dinamismo. Las últimas proyecciones de consultoras privadas muestran un crecimiento entre 2% y 3%, con algunos sectores en caída, como, por ejemplo, señala en esta edición Macroconsult. Además este miércoles el INEI dará a conocer la evolución de la inflación en noviembre, que si bien su tendencia alcista está explicada por el repunte de los precios de los insumos y productos importados, un factor no desdeñable es la alta cotización del dólar alimentada principalmente por la incertidumbre que genera el propio Gobierno de Castillo. Además, la depreciación del sol repercute negativamente en la rentabilidad de las empresas de la actividad comercial que importan.
A nivel político, la situación actual registra el nivel de popularidad más bajo del mandatario en sus cuatro meses en el poder y una creciente desconfianza. Igualmente, comienzan a develarse casos de corrupción que tienen una nula o lenta reacción del Gobierno, sobre todo en hechos que generan sospecha en la percepción ciudadana de que salpican al propio presidente.
En suma, se espera que haya un nuevo cambio de gabinete y que se revierta lo sucedido en los primeros cuatro meses. Para ello, Castillo deberá aceptar que ya no tiene la popularidad del 28 de julio y que por lo tanto tendrá que ceder. ¿Lo hará ? o ¿ya está pensando en las elecciones regionales del 2022?