La herencia económica y los retos
El proceso electoral llegó a su fin para la primera vuelta. En el transcurso de la semana se tendrán resultados más claros a través de la ONPE, tanto para los aspirantes a la Presidencia de la República como para la conformación del nuevo Congreso. De aquí al 6 de junio, día en que se realizará la segunda vuelta, las expectativas no solo se enfocarán en el ganador final sino también en la situación económica que heredará el próximo Gobierno y, por supuesto, en los avances de la vacunación para mitigar el impacto del covid-19.
Para el Banco Central los indicadores del primer bimestre reflejan un panorama alentador que lo lleva a proyectar un crecimiento de 1.5% en el primer trimestre, pese al bajón de febrero por el confinamiento vivido debido a la segunda ola. No todos comparten ese optimismo, pero los resultados, como la inversión pública -la bala de oro a decir del ministro Waldo Mendoza-, son alentadores.
La incertidumbre que prevaleció en la primera vuelta no desaparecerá en lo que queda del proceso electoral. En todo caso, la economía muestra mayor resiliencia de lo que se estimaba, con menores niveles de contracción que países como Chile y Colombia en el primer mes del año. A favor está, por ejemplo, un panorama internacional favorable que se refleja en mejores precios de los minerales. Asimismo exportaciones no tradicionales en alza, recuperación de la recaudación del IGV interno, aumento de las importaciones de bienes de capital -sin incluir materiales de construcción-, así como el incremento de las importaciones de insumos industriales, entre otros.
Aun así, el próximo Poder Ejecutivo enfrentará escenarios difíciles, como el avance de la pandemia y el retraso en la vacunación, una situación fiscal no tan sólida como hace cinco años, mayores demandas sociales por los estragos causados por la pandemia, el riesgo de un Congreso fragmentado y con ansias de tener un mayor rol regulador, una reducción de la flexibilidad en el mercado laboral, mayores requerimientos por reprogramaciones de créditos a bajas tasas de interés, por citar algunos de los problemas a resolver.
Frente a ello, se necesitará un equipo de gestión pública con capacidad, experiencia, de respuestas rápidas y con sentido de la urgencia para acompañar al nuevo ocupante de Palacio de Gobierno. Un reciente informe de Scotiabank considera que ninguno de los candidatos que disputaron los comicios el domingo tenía un equipo de 300 personas idóneas para ocupar los puestos claves del sector público. Salvo el Banco Central, el resto de entidades ha perdido peso, como dijo Julio Velarde años atrás sobre el Ministerio de Economía. A lo anterior habrá que añadir lo que advertimos el lunes pasado: la utilidad de contar con operadores políticos, no solo para tener una relación fluida con el Congreso, sino también con los gobiernos regionales y locales. En suma, ministros que tengan la cualidad de ser técnicos competentes, pero también políticos.
La recuperación de la senda de crecimiento necesitará de consensos mínimos, de lo contrario corremos el riesgo de repetir los enfrentamientos del último quinquenio. Y esta vez no hay espacio para equivocarse.