Desconfianza
La semana pasada, tras los resultados de las primeras encuestas de la segunda vuelta, concluyó con resultados en rojo para el Perú en los mercados. La inquietud se reflejó, por ejemplo, en la cotización del tipo de cambio, en los rendimientos de las acciones en la Bolsa de Valores, así como de los bonos soberanos. Y no es que solo preocupa a los inversionistas del exterior y a los estratos de altos ingresos, sino que sus repercusiones inciden en toda la población. La evolución de la rentabilidad de las acciones en bolsa tiene efecto en los fondos de los afiliados a las AFP. Lo mismo sucede en el caso de los bonos soberanos, pues de continuar tiene consecuencias en el costo de endeudamiento del país cuando acude a los mercados internacionales para conseguir recursos y atender las necesidades del fisco. Y como ya señaló más un banco de inversión: la atracción de los activos peruanos no se recuperará de manera significativa, por el momento.
Las razones de ese comportamiento están obviamente vinculadas a la desconfianza que se tiene sobre el candidato de Perú Libre, Pedro Castillo. En los últimos días ha tenido marchas y contramarchas, intentando en algún momento alejarse de los planes expuestos en la primera vuelta y de su mentor, Vladimir Cerrón. Aunque después volviendo a cambiar de versión y reafirmándose en los postulados de su plan de gobierno inicial. A lo que hay que agregar que todavía no presenta su equipo de gobierno y más bien desautorizó a los voceros y congresistas elegidos de su agrupación que empezaron a declarar. Una señal inequívoca de que no hay predictibilidad en sus acciones.
Por el lado de la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, calificada como el mal menor por Mario Vargas Llosa, aún tiene pendiente asumir compromisos que puedan ser percibidos como más tangibles por la ciudadanía para superar su déficit de credibilidad. Más allá del debate ideológico, que forma parte de toda campaña política, la tarea de volver a ser creíble depende de ella en gran medida y está pendiente sobre todo con los segmentos de menores ingresos. Los resultados de las encuestas así lo evidencian.
Para el Perú el desafío que se plantea es recuperar la confianza, justamente en un país donde la desconfianza prevalece. Y en esa tarea los empresarios pueden jugar un rol importante. El nuevo presidente de Confiep, Óscar Caipo, justamente dijo la semana pasada que era necesario promover el crecimiento inclusivo y considerar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030, que bien pueden ser parte de una carta de navegación para el país. Los ODS tienen un dimensionamiento que va más allá de poner solo el énfasis en el crecimiento de la economía. Esa tarea requiere proactividad y esta es la oportunidad de motivar el debate entre los candidatos y, principalmente, de sus equipos. Hasta ahora no se han dado pasos en esa dirección.
Y mientras la pandemia y el debate de la segunda vuelta dominan la escena nacional, esta semana el Gobierno de Sagasti puede terminar firmando un acuerdo de Gobierno a Gobierno con Francia para la construcción de una nueva Carretera Central con un monto de partida de S/ 11,500 millones, pese a los riesgos que advierten el Consejo Fiscal y la Contraloría General de la República. Los compromisos que se vayan a asumir pueden llegar a S/ 48,200 millones si se incluyen la Vía Expresa Santa Rosa y las líneas 3 y 4 del Metro de Lima. Los candidatos bien podrían pronunciarse sobre sus consecuencias, pues el próximo Gobierno las tendrá que asumir.