La difícil herencia para el MEF y el BCR
Hoy se ingresa a los 20 días finales de la campaña electoral, quizás la de mayor desafección de la ciudadanía por comicios para elegir presidente de la República en los últimos 20 años. Y aunque en las últimas dos semanas se ha despertado interés, lejos estamos hasta el momento de tener algunos grados de certidumbre sobre el desenlace final.
Las propuestas presentadas no cautivan suficientemente a los electores y más bien preocupan una buena parte de ellas. Más aún cuando varios planes de gobierno de los candidatos que compiten son apenas algunas páginas de generalidades. Justamente esto último hace que dos de los empleos más complicados de los próximos cinco años serán los del ministro de Economía y el del presidente Banco Central de Reserva
La herencia que recibirá el ocupante del despacho del jirón Junín a partir del 28 de julio no es envidiable. El Congreso dejará una estela de bombas de tiempo con varios proyectos legislativos aprobados, que implican regulaciones que en la práctica significan menor margen de acción. Tendrá que enfrentar escenarios donde la recuperación será más rápida para ciertas actividades económicas, algo lenta para algunos sectores y muy probable el fin para otros. La pandemia que aún se enfrenta se refleja en el aumento de los niveles de pobreza y de la desigualdad, dejando atrás los avances que se habían logrado en los últimos años. Hay consenso que volver a la situación de prepandemia es posible que recién ocurra a fines del 2022 o 2023.
Estas dificultades en el camino también serán los escenarios que deberá afrontar el presidente del BCR en el próximo quinquenio, más aún cuando no hay certeza sobre la continuidad de Julio Velarde en el cargo que ocupa desde hace 15 años. Y además no hay que olvidar que el nuevo Congreso elegirá a tres de los directores del instituto emisor.
Y es que como bien advirtió Velarde el último viernes, los proyectos aprobados por el Congreso “están dinamitando de una forma u otra la estabilidad macro que ha tomado décadas construir. Están debilitando la percepción que tienen (los inversionistas) extranjeros en cuanto a la solvencia futura del país”.
En ese sentido, los desafíos del corto y mediano plazo exigirán que los inquilinos del MEF y del BCR ejerzan un tipo de liderazgo diferente a los que tuvieron sus antecesores desde el 2006, pues cuando estos asumieron los cargos la situación económica no era de crisis como ahora sucederá. Se requerirá una mayor coordinación de las políticas económica y monetaria, con una capacidad de desplegar una respuesta fiscal que deberá estar asociada a una reforma tributaria. Y en su relación con el Congreso -que se vislumbra fragmentado como el actual- será necesario comunicar activamente los riesgos, nada de ejercer un rol pasivo. Es decir, hacer también economía política, además de económica.
Todas estas tareas requieren formar equipos con conocimiento y experiencia a fin de no llegar al Ejecutivo “para aprender” o improvisar.
Claro, lo anterior puede ser válido siempre que el triunfo electoral no corresponda a una agrupación política que priorice el populismo y el enfrentamiento en el país.