El otro lado de la moneda
El anuncio de la ministra de Salud, la semana pasada, de que ya estamos en la segunda ola tuvo como principal impacto afectar las expectativas de las empresas y los consumidores. Aun así, por ahora, el regreso de algunas restricciones para enfrentar la pandemia tendrá un impacto marginal en la economía. Es necesario recordar que la última encuesta de expectativas macroeconómicas del Banco Central, entre las empresas, ya mostraba una disminución del optimismo durante la segunda quincena del mes pasado. La disyuntiva entre mantener la recuperación de la economía o priorizar la salud forma parte en la mesa de decisiones del Gabinete, como lo reveló públicamente la propia ministra Pilar Mazzetti.
Sin embargo, más allá de que si solo hay un rebrote o si estamos en la segunda ola, las posibilidades de que este año sea promisorio como se pronosticaba el mes pasado no se han desvanecido totalmente. Por ejemplo, la racha alcista del precio del cobre iniciada el mes pasado con los mayores repuntes en su cotización en la última década, significa para Goldman Sachs “señales reveladoras de un superciclo”, en opinión de Jeff Currie, jefe de investigación de materias primas del banco de inversión. Se estima que los vientos a favor se mantendrán a lo largo del año tanto para el oro como para el metal rojo, aunque no necesariamente con los saltos de precios de las últimas semanas. Más aún cuando se estima una mayor demanda de los países desarrollados que, en su mayor parte, han comenzado la vacunación masiva contra el covid-19.
Estas expectativas favorables ocurren en momentos en que se espera que la segunda fase de la expansión de Toromocho empiece este verano y en abril se inicie la operación de Mina Justa, mientras la construcción de Quellaveco lleva un avance superior al 50%. Pese a las dificultades, hay otros siete proyectos mineros -entre greenfield y brownfield- que pueden salir adelante, aunque hay muchas más iniciativas que están trabadas. Y no se trata solo de expectativas positivas en minería. Para este año en infraestructura de puertos se esperan inversiones superiores a US$ 1,500 millones en los puertos de Chancay, de Salaverry y el Muelle Sur, tal como se informa en esta edición.
Los resultados de noviembre también son alentadores, pues confirman la reactivación de la economía. La caída de 2.8% del PBI fue el menor descenso en los últimos nueve meses. En tanto, la recaudación del IGV registró en diciembre un crecimiento de 7% después de 10 meses consecutivos, y en el caso de la recaudación del IGV por operaciones internas aumentó 2.2%, la primera tasa positiva en 11 meses.
Si bien una buena parte de los ahorros del fisco se gastó el año pasado, al 13 de enero los depósitos del sector público –correspondientes al Gobierno nacional y gobiernos subnacionales– en el BCR alcanzan los S/ 52,986 millones. Es decir queda “algún colchoncito” que hay que administrarlo adecuadamente. Eran S/ 58,479 millones al cierre del 2020.
Estos indicadores son algunos que muestran que las posibilidades de crecer a dos dígitos no se han perdido. Por supuesto que el proceso electoral en el primer semestre restará a la recuperación. A ello se suma el Congreso, cuya tercera legislatura se iniciará el 1 de febrero y terminará el 16 de julio, una verdadera espada de Damocles para la reactivación por sus proyectos populistas.
Pero el mayor riesgo ahora es el desenlace de la pandemia. La otra bala de oro en estos meses, además de la inversión pública como la considera el ministro Waldo Mendoza, es la vacunación. Sin el inicio masivo del proceso, la incertidumbre seguirá golpeando las expectativas y por consiguiente postergando el consumo y la inversión.