Juego de suma cero
Nuevamente el Congreso, con sus decisiones desacertadas, vuelve a ser parte de las malas noticias para la recuperación de la economía.
Semanas atrás, cuando decidió derogar la Ley de Promoción Agraria, se advirtió a los congresistas que si bien la legislación vigente debía mejorarse, la solución no era quedarse sin la norma, pues pese a todas las críticas había evidencia del impacto positivo en la economía. Incluso para los propios trabajadores. Los problemas de malas condiciones laborales en una parte de las empresas del sector o la prolongada exoneración tributaria del Impuesto a la Renta podían corregirse.
Pero el Parlamento decidió eliminar la legislación sin saber cómo iba a quedar la actividad. La consecuencia fue generar expectativas en los trabajadores de la agroexportación con un debate que se caracterizó por el desconocimiento de la actividad y del manejo de las políticas laborales y tributarias.
Finalmente, luego de tres días de debate infructuoso con diversos proyectos sustitutorios, el pleno no aprobó ninguna iniciativa y dejó en manos de la Comisión de Economía la elaboración de un nuevo proyecto para que finalmente se someta a votación en la Comisión
Permanente.
Es indudable que las iniciativas discutidas durante el fin de semana no eran convenientes, más bien introducían otras distorsiones, como, por ejemplo, la intención de fijar un salario mínimo diferenciado. Pero haber despertado expectativas y no haber acordado una nueva ley generan un malestar social que puede revivir los bloqueos ilegales de carreteras, lo cual, por cierto, anoche ya algunos grupos de trabajadores adelantaron.
El debate también mostró, como hemos dicho, varios resultados positivos de la ley derogada. Sin embargo, también puso de relieve que las exoneraciones tributarias, así como los regímenes de incentivos no pueden prorrogarse sin que los gobiernos de turno hagan un análisis serio. Ese fue el error del Gobierno de Vizcarra cuando por decreto extendió dicha ley.
Asimismo, la discusión mostró que hay un grupo de empresarios que tienen propuestas que pueden ser positivas para que no se detenga el desarrollo agroexportador, pero también hay otro sector en la actividad que solo hace hincapié en los impactos macro y no pone el mismo énfasis en las condiciones laborales de los trabajadores del campo. La formalización no solo son los sueldos, sino también un ambiente laboral adecuado.
Las compañías del sector tienen al menos nueve propuestas para mejorar las condiciones de trabajo. Sin embargo, en más de una oportunidad, prefieren concentrarse en los récords de exportaciones o tan solo en el empleo generado.
En todo caso, se va a necesitar un cambio de actitud de las partes para lograr una legislación adecuada. El plazo de siete días que se ha dado la Comisión de Economía no resulta suficiente para encontrar una mejor propuesta. Sobre todo porque si las protestas renacen, nuevamente los congresistas actuarán más por réditos políticos que por las consecuencias de sus
actos.
Difícil fin de año que espera a la agroexportación.