Recuperación bajo fuego cruzado
Los recientes resultados de la economía han despertado expectativas sobre una recuperación más rápida de la esperada, tras el pesimismo que había por el comportamiento registrado en el segundo trimestre. Es así que se han realizado ajustes de algunas proyecciones al alza. Macroconsult estima que si la economía cierra el año con una caída de 12% se debería alcanzar una tasa de 13.6% en el 2021 para llegar a niveles precovid.
¿Es posible conseguir ese objetivo? Si no hubiera los comicios del primer semestre del próximo año, la probabilidad sería mayor. Pero el ruido político y la continua perturbación que ocasiona el Congreso hacen que la cuesta a subir sea muy empinada para alcanzar la meta.
Los riesgos que enfrenta la economía son varios, pero quizás tres de ellos pueden tener mayor incidencia. En primer lugar la campaña electoral y la debilidad del gobierno de Vizcarra, luego está el riesgo regulatorio de las diversos iniciativas de los congresistas, y en tercer lugar el temor de una eventual segunda ola de la pandemia.
El proceso electoral estará marcado por la incertidumbre hasta el mismo 11 de abril, tanto por la elección del nuevo presidente como por la composición que tendrá el Parlamento. Será sui generis por el número de candidatos, las limitaciones que impone la pandemia, y por las restricciones para el financiamiento y las reglas de juego que se han establecido, que dejan prácticamente algo más de 60 días efectivos de campaña.
Los que sí están y seguirán muy activos serán los movimientos políticos que tienen presencia en el actual hemiciclo y a su vez participan en las elecciones. La proactividad de las bancadas de esas agrupaciones se ve reflejada en las 298 iniciativas presentadas para introducir nuevas regulaciones, según destaca un informe del BBVA Research. Solo en modificaciones a la legislación del sistema de pensiones existen 92 proyectos, en tanto que hay 25 para fijar precios.
Y si preocupan las propuestas de los congresistas, el riesgo sanitario sigue como el principal problema. Las cifras de contagios y decesos han disminuido en las últimas semanas, mientras hay expectativa por una pronta aplicación de la vacuna. Pero dependerá más de los ensayos clínicos que las estimaciones del canciller, que considera que en marzo empezará la distribución.
La evolución de las actividades económicas ha sido dispar. Hay sectores con cifras más optimistas que otros, como la construcción. Sin embargo, el comportamiento de la demanda interna sigue muy por debajo de la oferta. Las mejoras de las expectativas empresariales van por delante de los consumidores, pero sin que ocurran nuevas inversiones. A lo anterior hay que agregar que la precarización del empleo se refleja en menores sueldos, incluyendo el segmento de los ejecutivos.
En ese sentido, la promulgación del decreto de urgencia a favor de incentivar la contratación formal, a pesar de que posteriormente se pueda mejorar, es un paso en favor la demanda. Por eso la insistencia a que la administración Vizcarra comprenda el sentido de la urgencia de algunas medidas y los peligros de que se dilaten decisiones o se repitan errores.
Pero así como se mejoran proyecciones, también hay voces que advierten que la recuperación se ralentizará en los próximos meses. Un factor importante será qué tanto se mantiene en pie el escenario internacional de los últimos tres meses que ha favorecido a sectores como la agroexportación y la minería. Las proyecciones del Fondo Monetario en octubre son menos pesimistas que las de junio, pero los estragos que puede causar la segunda ola en Europa del covid-19 y de que aún no se contenga en Estados Unidos la pandemia siguen como espada de Damocles sobre la consolidación de las cifras promisorias. La excepción, como siempre, es China, que pese a todo este año crecerá.
Hay razones para esperar mejores resultados económicos en los próximos meses, siempre y cuando disminuya el fuego cruzado sobre la recuperación.