Más allá del corto plazo
La difícil situación que hoy enfrenta el país por la pandemia, que ha conllevado a la mayor crisis económica de la historia, concentra, por el momento, el interés de cómo salir del hoyo en el que hemos ingresado. Situación en la que, por cierto, no se puede soslayar el rol que tuvo la ineficacia de la política sanitaria llevada a cabo por la dupla de Vicente Zeballos y Víctor Zamora, así como por la reacción con pocos resultados efectivos del Ministerio de Economía, con excepción del papel jugado por el Banco Central, que de no haberlo hecho estaríamos en peor situación.
Los resultados del fin de semana permiten avizorar alguna expectativa para los próximos meses, pero condicionada a que se detenga el repunte de contagios en el país. Sin embargo, las medidas adoptadas, muy similares a las que aplicó la dupla Zeballos-Zamora, dejan escepticismo de que se pueda lograr. En todo caso, queda esperar que hasta el 31 de agosto se reduzca en algo la curva de contagios y de los lamentables decesos que colocan al Perú en el liderazgo en el mundo tanto a nivel de la crisis sanitaria como de la caída de la economía.
Pero esta situación no vendrá sola, pues la campaña electoral se iniciará este semestre, y es importante comenzar a debatir temas que eviten que el país no corrija los errores en materia de infraestructura de salud y de política económica, por ejemplo. Si bien la situación macroeconómica permite hasta el momento resistir con recursos la crisis, son necesarios cambios en el diseño de algunas políticas. Por ejemplo, la minería y la agroexportación serán muy útiles para empujar la reactivación en el corto plazo, pese a la resistencia que existe en ciertos sectores. Aun así, son insuficientes y es necesario contar con otros motores de crecimiento. En el 2013 se inició el debate de la diversificación productiva, y posteriormente Piero Ghezzi, desde el Ministerio de Producción en el Gobierno de Humala, empujó los planteamientos a través de una ley y normas que tuvieron como elemento clave la formación de mesas ejecutivas para algunos sectores.
Con el cambio de gobierno, sus sucesores en el Ministerio de la Producción dejaron de lado esa estrategia ante las críticas que podría significar el retorno del dirigismo del Estado en la economía al escoger actividades ganadoras. Aunque ese no era el propósito.
La experiencia permite rescatar aspectos positivos de la propuesta de diversificación productiva. Tan es así que hacia finales del periodo de gobierno de PPK se reanudaron las meses ejecutivas.
Actualmente funcionan para los sectores forestal, minero-energética, acuícola, pesca, turismo y textil y confecciones, todas a cargo del MEF, con cierta participación de otros ministerios involucrados. Ahora se piensa crear otra vinculada a las mypes. Ya dejaron de operar las mesas de compras públicas y la de tránsito.
Esta vez se necesitará una participación activa del sector empresarial para realizar mejores políticas de colaboración con el Estado y que las mesas ejecutivas no se conviertan en reuniones rutinarias con pocas decisiones o, en el peor de los casos, que las normas que se aprueben terminen como papel mojado en tinta en normas legales pero sin una aplicación cabal.
Hasta ahora, la agroindustria es un sector donde las políticas públicas resultaron claves para el impulso de la actividad, incluyendo el rol que cumplieron las agencias estatales. También hay otros casos, pero con éxitos más relativos, en donde el sector privado empujó el desarrollo, como la gastronomía y la metalmecánica, con la posibilidad de generar una cadena productiva con la minería.
Es necesario retomar el debate, buscar nuevos liderazgos e involucrar a los gobiernos regionales y locales. Así como no se puede dejar que la política sanitaria se convierta en “sálvese quien pueda” ante el covid-19, tampoco se debe tratar de reactivar la economía “como sea”.
En todo el caso, el debate también puede servir para la búsqueda de otras alternativas.