¿Se podrá despertar del letargo?
Para el próximo mes el Gobierno se ha comprometido a presentar propuestas de corto plazo del Plan Nacional de Competitividad. Si se cumple el objetivo, se espera, por ejemplo, la presentación de una propuesta de reforma del sistema previsional y un planteamiento de homologación de los aportes a Essalud, tal como en esta edición de Gestión anuncia la ministra de Trabajo y Promoción del Empleo, Sylvia Cáceres.
Hasta el momento, se conoce que hay la intención de presentar acciones concretas de los nueve lineamientos que se aprobaron el año pasado para mejorar la competitividad del país. Hace tres semanas, el Ministerio de Economía reveló que había retomado el destrabe de 18 proyectos por US$ 24,980 millones, de los cuales para este año se contemplan ejecutar US$ 14,061 millones.
Pero en el último Informe de Actualización Macroeconómico, publicado por el MEF la semana pasada, ya no se destaca la ejecución de algunas iniciativas como los proyectos de irrigación de Majes-Siguas II y la culminación de la tercera etapa de Chavimochic.
Hasta el momento, en ambos casos, el presidente cada vez que visita Trujillo y Arequipa promete que su Gobierno empezará la ejecución de las obras, pero luego entre el despacho del jirón Junín y los gobiernos regionales todo se empantana.
A lo anterior se suma que hay ministerios que no marchan al mismo ritmo, en parte por los cambios en la conducción de las carteras ministeriales, en parte por las marchas y contramarchas que se dan en algunas políticas públicas – como sucede en el caso del Ministerio de Energía y Minas– y también en parte por la ausencia de planes y no contar con un director de orquesta que sea capaz de coordinar y empujar en una misma dirección a todo el Gabinete.
Tal es así que en los últimos tres meses la percepción de los peruanos de que el Gobierno no tiene planes claros ha subido de 44% a 60%, según la última encuesta del IEP. Se necesita que el Gobierno despierte del letargo en que se encuentra en el manejo de las políticas públicas vinculadas al crecimiento de la economía.
Pareciera que no hay el sentido de la urgencia y que se prefiere el llamado “piloto automático” a asumir el reto de promover cambios. Dejar de lado el inmovilismo que ha caracterizado hasta el momento al Gobierno, salvo en algunos temas como la lucha anticorrupción y las reformas políticas, es una decisión que se debe alentar. En la práctica falta un año para que la administración de Vizcarra pueda poner en marcha algunas reformas, que aunque no concluyan durante su mandato sean la cabecera de playa para que se conviertan en políticas de Estado y se continúen luego del 2021.
De lo contrario, hasta el 2021 continuaremos con un crecimiento no mayor, en promedio, al 3.7% anual. Ya el primer trimestre de este año, tal como han adelantado desde hace dos semanas diversas proyecciones, la expansión de la economía será apenas cercana al 2.5%, con lo cual se aleja la posibilidad de alcanzar el 4.2% al que aspira el MEF.