¿Y la economía pa’ cuándo?
El inicio del segundo trimestre del 2019 será difícil de olvidar en la historia del Perú, pues ocurrió el primer suicidio de un expresidente. Ahora el papel de Alan García será juzgado por la historia, que no necesariamente lo hará a las expectativas que pudo tener el exmandatario. En todo caso, la lucha anticorrupción no se puede detener, y más bien deberán corregirse los excesos y la falta del debido proceso en algunos casos de las investigaciones, tal como señalamos en el editorial de hoy.
Mientras tanto, el impacto del ruido político de los hechos sucedidos la semana pasada no tendrá demasiada incidencia en la economía en el corto plazo, salvo que las expectativas empresariales y los consumidores se mantengan en zona pesimista y en compás de espera para tomar decisiones.
La solidez de las variables macroeconómicas del Perú permite avizorar que el crecimiento económico continuará, aunque probablemente a una menor tasa que el 2018. No tanto por la repercusión de la lucha anticorrupción, sino principalmente porque el viento a favor de la economía mundial ha disminuido y por lo poco que hace el Ejecutivo para avanzar en algún tipo de reformas.
El primer bimestre del año no ha tenido un resultado auspicioso para la economía y más bien mostró un bajón en el crecimiento, que el propio titular de Economía reconoce y estima que recién hacia el tercer trimestre habrá un pico de crecimiento. Hay que hacer hincapié que no solo hay caídas en los sectores primario sino también desaceleración en las actividades no primarias como el comercio, los servicios y la manufactura.
La falta de reformas y la incertidumbre que se genere en el exterior por el desenlace judicial del caso Lava Jato sí tendrá impacto para algunas inversiones de largo plazo, que aún estén en el escritorio. Aun así, si el revitalizado equipo de seguimiento de la inversión del MEF logra destrabar 18 proyectos hasta el 2021, eso significará una inyección de US$ 24,980 millones.
Habrá que esperar cuáles son las medidas y atajos legales que se adopten, pues la última experiencia de destrabe en el periodo de PPK no fue satisfactoria. Un ejemplo de ello fue el caso del aeropuerto de Chinchero, cuyas dificultades todavía se arrastran.
En todo caso, la importancia de la economía en la agenda nacional en las próximas semanas dependerá en mucho del liderazgo que asuma el presidente de la República, lo cual por el momento no lo hace suficientemente.
La semana pasada, en la juramentación del nuevo consejo directivo de ADEX, el gremio exportador invocó a que el mandatario presida el Consejo Nacional de Competitividad. Sin embargo, Martín Vizcarra evitó pronunciarse ante esa solicitud, desperdiciando la oportunidad de que las propuestas que el Ministerio de
Economía se ha comprometido en presentar en junio sobre el plan de competitividad tenga el suficiente peso político.
Mas bien inquieta qué anuncios pueda hacer el mandatario el próximo 1 de mayo tras la reunión que tuvo la semana pasada con las centrales sindicales, dada la dependencia que tiene su comportamiento de los resultados de las encuestas, que en los últimos meses le es desfavorable.