Cuidado con las cifras
Desde que la Sunat empezó a divulgar las cifras de empleo con base en el registro de las planillas electrónicas que realizan las empresas, hubo inquietud acerca de la información que presentaban periódicamente tanto el INEI como el Ministerio de Trabajo sobre el mismo tema, pues empezó a ocurrir en más de una oportunidad discrepancias en cuanto a la tendencia del empleo. Lo mismo sucede con las encuestas que se presentan por trimestre móvil, mes a mes, por el INEI para registrar el empleo y los ingresos de los trabajadores.
Si bien todas estas informaciones parten de distinta data y responden a diferentes metodologías, se ha generado cierto desconcierto.
Tal es así que el gerente general del Banco Central de Reserva, Renzo Rossini, en un reciente evento hizo hincapié que la información proveniente de la Sunat, que periódicamente la compila el BCR en sus informes, es una mejor estadística. Rossini reveló que las planillas electrónicas se basan en datos de por lo menos 36,000 empresas, que mes a mes es actualizada. En tanto que la que proviene del Ministerio de Trabajo toma en cuenta a 10,000 compañías y que responden a una selección realizada en el 2009. En conclusión, para Rossini, la data del Ministerio de Trabajo para medir el empleo es pobre.
Esta observación no es nueva pues ya más de un analista la había mencionado. En ese sentido, es conveniente que la información que brinden las instituciones públicas esté validada.
La evolución del empleo es una variable muy útil para adoptar decisiones de política económica. Al punto tal que, por ejemplo, en los Estados Unidos es uno de los factores que la Reserva Federal toma en cuenta cuando adopta sus decisiones de política monetaria.
Por ejemplo, en el caso peruano, la última información disponible a enero revela que si bien el empleo formal, tomando en cuenta la información que registran los empleadores en las planillas electrónicas, confirman que continúa creciendo, también registra una desaceleración. Lo mismo ocurre si se observa el crecimiento de la masa salarial, que es determinante para evaluar el crecimiento del consumo privado, que tiene un peso específico importante en el PBI.
A lo anterior hay que agregar la preocupación que existe por el impacto que tiene el ingreso de la migración venezolana en el mercado laboral, sobre todo en Lima. Se estima que el número de venezolanos que han ingresado a la PEA en los últimos meses es un hecho que no ha ocurrido anteriormente y por tanto no debe ser menospreciado. La mayor repercusión se dará en la oferta laboral informal y en la pequeña empresa; y, por consiguiente, también en la evolución de los salarios.
Justamente, el exministro de Economía, Alonso Segura, sugiere la necesidad de plantear políticas públicas para mitigar los efectos de la migración de venezolanos, advirtiendo que hay que estar atentos a los resultados de la pobreza del 2018, cuando sean presentado por el INEI.
Por todo lo mencionado, resulta imperativo contar con una información uniforme sobre el empleo y los ingresos, a fin de tener con claridad la información que permita tomar decisiones de política laboral.
Por lo pronto, el Banco Central en el próximo reporte de inflación va a ilustrar algo más sobre el tema.