Aún sin respuesta clara
La balanza comercial mostró en junio un superávit de US$ 1,164 millones. Con lo cual registró el nivel más alto en el presente año. Los vientos de cola del exterior siguen favoreciendo a la economía peruana pese a que, como remarca Macroconsult, en lo que va del año los términos de intercambio han disminuido, pero continúan por encima del promedio del 2016.
En medio de estos buenos resultados de las exportaciones hay dos piedras en el camino que las han hecho saber tanto el Departamento de Trabajo de Estados Unidos -desde hace varios años-, en el marco del Tratado de Libre Comercio con el Perú, y una reciente carta de la Unión Europea por la falta de avances en materia laboral y ambiental del acuerdo comercial que ya ha cumplido cinco años. Esta preocupación ya se presentó en febrero de este año e incluía la inquietud por algunas disposiciones que flexibilizaban los requisitos para la aprobación de los estudios de impacto ambiental.
Hasta el momento, las preocupaciones de ambos socios se mantienen, y si bien el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo remarca que no se está incumpliendo algún compromiso, lo cierto es que permanecen en la agenda sin una respuesta clara que permita dar por superados los problemas con los Estados Unidos y la propia Unión Europea.
Ya las cartas de Estados Unidos han tenido un impacto al momento que se inició el debate para los contratos temporales en el marco del régimen agrario a favor de la exportación. En el Congreso, está pendiente más de un proyecto sobre limitar los contratos a plazo en la exportación no tradicional. El debate para ampliar la vigencia del régimen agrario de exportación puede zanjar este tema pendiente.
Además está el compromiso adoptado en febrero de este año por el Gobierno para desplegar medidas, a fin de solucionar el problema de la tala ilegal. Ya el año pasado se sancionó a una empresa exportadora peruana porque tenía en su cadena de suministro madera obtenida ilegalmente.
En el caso de la Unión Europea, hay la intención de enviar una misión a Lima en los próximos meses, pues considera que el acuerdo comercial con el Perú incluye “sus dimensiones sociales y ambientales”. Hay que recordar que ya en el segundo semestre del 2017 visitó el Perú un equipo del Departamento de Trabajo y del representante comercial de Estados Unidos.
El hincapié europeo está puesto en la aplicación efectiva de los convenios 87 y 98 de la OIT sobre la libertad de asociación y protección de los derechos sindicales, así como la negociación colectiva, respectivamente.
Tanto Estados Unidos como la UE mantienen una posición de estricto control para el cumplimiento de los diversos compromisos de los acuerdos comerciales.
El Gobierno debe contemplar poner fin a las inquietudes expresadas tanto por EE.UU. como por la Unión Europea, en momentos en que hay una ola proteccionista que recorre las relaciones comerciales y que es impulsada principalmente por el gobierno de Donald Trump.
Mantener estos temas abiertos no resulta lo más conveniente.