La reforma tributaria que necesita reforma
En la noche del jueves pasado el Congreso aprobó las facultades legislativas solicitadas por el Ejecutivo para llevar adelante los cambios en el proceso de reconstrucción. Sin embargo, la pelea de fondo son las facultades en los otros temas, como la reforma tributaria. “Ahora es cuando se verá la muñeca política de Vizcarra y Villanueva”, decíamos el lunes pasado y en efecto el cortocircuito entre el ministro de Economía y el presidente del Consejo de Ministros revela que el tema es más sensible de lo que se podía pensar.
El debate comienza a inclinarse en contra del Gobierno, pues el alza del ISC a varios productos generó desazón a nivel empresarial e incertidumbre sobre sus efectos. En estos momentos si algún consenso hay es que el objetivo principal fue aumentar la recaudación más que el impacto que pueda tener en la salud y el ambiente.
La presentación que hizo David Tuesta en la Comisión de Economía para explicar los cambios tributarios no fue lo suficientemente clara y dejó la puerta abierta en su exposición a la interpretación de que el impacto se iba a dar sobre aquellos contribuyentes que hoy no pagan el Impuesto a la Renta por sus bajos ingresos. Es cierto, que así no lo dijo el titular del MEF y más bien se orientó a deslizar los posibles cambios en el esquema del pago del Impuesto a la Renta y el mayor uso de comprobantes de pago electrónicos, tal como lo reflejó Gestión en su edición del jueves. Pero siendo un tema sensible, César Villanueva tuvo que salir a cortar las especulaciones que comenzaban a darse.
En el MEF se debe tener en cuenta de que el principal capital político del presidente Vizcarra es su popularidad y propuestas de eventuales cambios que podían impactar en ella de una u otra forma en los bolsillos de los que tienen menores ingresos, terminarían afectando al mandatario, quien no puede darse el lujo de ver reducida rápidamente su aprobación.
Es necesario afinar la política económica, tal cual lo ha expresado el ministro de Economía a través de sus dos pilares: reactivación y sostenibilidad fiscal. Pero tan importante como el fondo, también interesan las formas.
El otro tema que igualmente ya forma parte del debate son los litigios de la Sunat con los principales contribuyentes y las controversias que se generan. El tratamiento tributario, y por consiguiente una reforma, no puede inclinar la balanza solo a un lado. Es importante que haya razonabilidad. Los próximos fallos de la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional sobre disputas tributarias fruncirán el seño a más de un contribuyente.
Una reforma tributaria es difícil que tenga consenso con los contribuyentes, ya que se afecta a sus bolsillos. Los cambios hasta ahora parecen apuntar más hacia recuperar la recaudación, que a transformar el sistema tributario. El ministro de Economía tiene la oportunidad en los próximas días de explicar, una y otra vez si es necesario, las bondades de sus planteamientos.
Quizá los cambios que se plantean en esta reforma sean la primera etapa y luego de recuperar la recaudación el Gobierno tenga que abocarse a una segunda fase de la reforma.