Nubes grises que no se alejan
Recién el próximo 15 de marzo se conocerán los resultados de la evolución de la economía en el primer mes del año, justo en momentos en que se inicia la segunda legislatura del Congreso. Para entonces ya se espera conocer las declaraciones de Jorge Barata -si es que el brasileño logra las seguridades que solicita- y se empezará a someter a debate la admisión de las mociones de vacancia que la semana pasada se han presentado. Es decir, el ruido político no habrá desaparecido y más bien se entrará a una etapa de definiciones.
Mientras tanto, la economía puede mostrar mejores resultados, en parte favorecida por la comparación estadística, ya que en el primer trimestre del 2017 se arrastraba el impacto de El Niño costero, del caso Lava Jato y los errores de la política económica del último trimestre del 2016.
Pero ya algunos resultados adelantados revelan la posibilidad de lograr buenas cifras. Por ejemplo, el crecimiento de la inversión pública en enero fue de 17%, mayor a la expansión que se tuvo en el mismo mes del año pasado, cuando alcanzó 13.7%. Es decir, hay una mejora, que podría ser mayor si se pone pie en el acelerador al proceso de reconstrucción en el norte. Asimismo, en este panorama alentador, la inflación todavía continúa mostrando una tendencia a la baja, más allá de las estacionalidades en los precios de algunos alimentos.
Sin embargo, las expectativas de los agentes económicos, pese a lo que dijo el presidente Pedro Pablo Kuczynski el fin de semana, no están en ascenso. La encuesta mensual que realiza el Banco Central de Reserva muestra que disminuyó el optimismo en las 321 principales empresas del país, aunque aún no se encuentran en la zona de pesimismo.
Similar es el caso de la confianza del consumidor que ha elaborado GfK a nivel nacional. El optimismo no muestra una recuperación salvo en el estrato A/B, pero la percepción de todos los niveles socioeconómicos se encuentra en el tramo pesimista. Al punto tal que el 63% de los peruanos considera que el Gobierno no toma medidas para la reactivación de la economía.
Estas percepciones ocurren en un escenario que continúa dominado por las sospechas de corrupción, tanto sobre el presidente Kuczynski como sobre las empresas, varias de las cuales se encuentran bajo investigación de la Fiscalía y el continuo acecho del Congreso, ya sea por un ánimo fiscalizador como por el interés político.
Además, se aprovechan hechos como las compras de empresas para revivir el populismo, reclamando mayor intervención del Estado en la economía y hasta se menciona que se debe promover la democracia económica, que más bien parece un eslogan de marketing, pero sin contenido. Esto, por cierto, no significa que no se debatan las consecuencias de las últimas adquisiciones.
Es verdad que el Gobierno y, por cierto, el nuevo gabinete todavía no logran superar la crisis posvotación de la vacancia, debido a que no se muestra una clara hoja de ruta para superar los problemas. Pero, asimismo, el Congreso corre el riesgo de abusar de las mociones de vacancia y deslegitimarse. Por ahora todos los bandos se han atrincherado en sus posiciones, mientras comienzan a darse protestas violentas como el reclamo de los agricultores de la papa la semana pasada.