Inversiones son amores y no buenas razones
La semana pasada luego de 20 años, el Perú regresó a la lista de indicadores económicos de países que elabora la prestigiosa revista británica The Economist, en sustitución de Venezuela.
Justamente, Bloomberg acaba de estimar que el Gobierno de Maduro ha logrado que la inflación en su país supere los 440,000% al año, lo que refleja que la economía peruana, aún con la crisis política, todavía genera expectativas en el exterior.
Sin embargo, se puede pensar que compararse con Venezuela es un consuelo de tontos. Pero no es tanto así, ya que en el país más de un sector de la izquierda se resiste a reconocer el fracaso del chavismo y añora una mayor presencia del Estado en la economía.
En esta edición, Gestión presenta las dificultades que enfrenta la economía peruana frente a la incertidumbre política que sufre el país. Pero aún así, las iniciativas de inversión privada no han desaparecido y más bien hay varios proyectos, incluidos aquellos que se desarrollan en el conglomerado empresarial de Las Malvinas.
Indudablemente que un mayor deterioro de la situación política puede echar abajo el entusiasmo que aún tienen los agentes económicos para invertir. Por ejemplo, en un escenario en que el presidente de la República y sus vicepresidentes dejen anteladamente el Gobierno, se paralizaría cualquier inversión, por más favorable que el entorno externo se presente este año.
De la manera cómo el Gobierno enfrente la crisis política, los conflictos sociales y las investigaciones de corrupción, dependerá el devenir de la inversión privada. Por ejemplo, tal como dice el último reporte de Macroconsult “si el Gobierno no enfrenta con éxito los aumentos de huelgas, las movilizaciones de protesta y las reactivación de movimientos antimineros se pueden deteriorar el ambiente favorable a la inversión que prevalece”.
Hasta el momento, el Banco Central de Reserva mantiene vigente que la inversión privada crecerá 6.5% este año, mientras que en el 2019 alcanzará el 7.5%. En cambio, Macroconsult proyecta 4.6% para el 2018 y 5.3% en el 2019.
Pero al igual que el fútbol, cuando se dice que goles son amores y no buenas razones, sucede en el caso de la inversión privada. Hay varios anuncios pero por el momento no hay muchos goles. En febrero, el Gobierno tiene la oportunidad de concretar uno, si es que logra éxito en la subasta del proyecto minero de Michiquillay, atrayendo el interés de postores de primer nivel.
Aún así no es suficiente, si es que los ministros vinculados a la política económica no arriesgan en promover proyectos en el Congreso para dejar que tan solo la inercia favorable de la economía internacional sea lo que impulse la expansión del PBI este año. Es momento de que el Gabinete se juegue por sus propuestas. De lo contrario, como ya hemos dicho anteriormente, se perderá la oportunidad de aprovechar el buen año que se presenta en la economía mundial.