Pasito a paso
La situación actual y las perspectivas de la economía se encamina a diferenciarse del rumbo en que se encuentra la política, por lo menos en el corto plazo. El presidente del Banco Central, Julio Velarde, hizo el mejor resumen del devenir del crecimiento en los próximos meses: “la curva será positiva sin hacer nada espectacular”. Es decir, hay un rebote, principalmente estadístico, pero sin embargo, si el Gobierno lo apuntala puede significar un cambio mayor.
Aunque por el momento, las expectativas empresariales muestran más optimismo que la de los consumidores, “pasito a paso” -como dice el vals- se registran varios signos de reactivación.
Así, la construcción despacito empieza a recobrar dinamismo, al igual que hay señales de que luego de más de tres años de caídas la inversión privada volvería a crecer a partir del tercer trimestre, por lo pronto, en julio, la importación de bienes de capital aumentó en 18.9% y también se registró un repunte de 49.1% en la inversión para la exploración minera, que puede ser un presagio de que en los próximos meses se recobre progresivamente el dinamismo para explotación, sobre todo si Anglo American se decide a llevar a cabo el proyecto de cobre de Quellaveco.
Asimismo, la inversión pública tuvo en los dos últimos meses un comportamiento al alza. Será clave que el inicio de la ejecución de las obras de reconstrucción en el norte, marchen al ritmo programado y no “despacito” como la letra de Luis Fonsi. Para eso, como ya dijimos semanas atrás, sería conveniente que Pablo de la Flor se traslade hacia la zona donde estará la acción.
A lo anterior se suma el dinamismo de las exportaciones, tanto tradicionales -debido al alza de los precios de los metales- como a las no tradicionales -cuyos precios también han aumentado 10% en promedio en julio-.
Entonces, ¿se ha iniciado la fase de aceleración? No necesariamente. Por ejemplo, en julio se ha desacelerado el crecimiento del consumo interno de cemento, de la producción de electricidad y ha caído la pesca, que ha sido puntal en el primer semestre del año. El propio MEF proyecta que el PBI crecerá 2.1% en julio y 2.2% en agosto. En cambio, el Banco Central es un poco más optimista, estimando una expansión de 2.7% en el tercer trimestre y de 3.7% en el cuarto. Es decir, este viernes cuando el INEI dé a conocer la cifra oficial del PBI, probablemente el número no sea tan alentador como el de junio. Por eso, hay que evitar el triunfalismo. Un caso es el Minagri que ha modificado la metodología del cálculo de la producción del sector, introduciendo los arándanos y generando sospechas de que se hizo para evidentemente estar mejor para la foto.
La agenda económica también estará marcada por el debate del presupuesto 2018, una batalla que no es nada nueva, pues ocurre todos los años, más aún si el Ejecutivo no controla el Congreso y puede terminar de rehén de los devaneos populistas del Congreso, principalmente de Fuerza Popular.
Sin embargo, hay más de una razón para considerar que las tendencias de los diversos sectores económicos estarán en alza, más aún cuando la mejora en la economía mundial se mantiene y se estima, según el BCR, que su crecimiento para el 2018 sería el mayor desde el 2011.
Todas estas señales quizás sean un mensaje para los empresarios e inversionistas de que es el momento de ver el vaso medio lleno. El último trimestre puede ser el punto de inflexión.