Sin tiempo para pestañear (I)
“Quiero estar algunos meses (en el MEF), tengo una visión de que la reactivación tenemos que llevarla a cabo rápido. Me quedaré hasta que sienta que seguimos avanzando”, afirmó el fin de semana Fernando Zavala en su rol como ministro de Economía. Su designación ha sido bien recibida por la experiencia que tuvo en el pasado en el mismo cargo, aunque hay cierto escepticismo si podrá tener tiempo suficiente también para cumplir su papel de presidente del Consejo de Ministros.
En todo caso, Zavala necesitará contar con funcionarios de mayor experiencia y menos vulnerables a críticas desde el Congreso, para alcanzar la meta que se ha propuesto.
El diagnóstico de los problemas que hoy enfrenta la economía es bastante conocido, por lo tanto, es momento de más acción. No se trata solo de cambio de personas sino también de algunas políticas.
La reactivación va a obligar en lo que resta del año a priorizar el corto plazo y por ahora repensar la ruta de las reformas que tenía en mente su antecesor. Más aún cuando en el Congreso hay iniciativas populistas en el área de pensiones y de política laboral -impulsadas más de una por Fuerza Popular- que van en colisión con lo que propone el Gobierno.
En los próximos seis meses es necesario revertir la tendencia a la baja de las expectativas de los agentes económicos para que a partir del 2018 haya una recuperación de la inversión privada. Se estima que luego de una recuperación de las expectativas las decisiones de inversión se hacen realidad luego de seis meses. En el camino sería más conveniente atender la agenda de ProInversión, que comprende 20 proyectos que significan US$ 4,430 millones de inversión y hacer posible que empiece la construcción de proyectos medianos en la minería que al menos llegan a us$ 5,700 millones, mientras se espera que en el primer trimestre del 2018 Anglo American dé una respuesta positiva para llevar a cabo Quellaveco. Todos estos proyectos tienen la singularidad de que no arrastran los problemas de destrabamiento del paquete de doce megaproyectos, tienen en su mayor parte financiamiento privado y no están vinculados a sospechas de corrupción.
Del paquete de los doce megaproyectos hay tres que se pueden todavía destrabar este año, siempre y cuando no se sigan cometiendo errores. Se trata de lanzar la nueva licitación del aeropuerto de Chinchero, resolver la adenda para la segunda pista del aeropuerto Jorge Chávez y atacar el problema de fondo de la Línea 2 del Metro: el impase entre el consorcio de la obra y el consorcio supervisor. Adicionalmente, se debe levantar las sospechas que aún perduran sobre la inversión en la refinería de Talara, que la última emisión de bonos no ha despejado: ¿ya se tiene la estimación final de cuánto costará la obra? También se debe poner fin al cierre financiero del divorcio consensuado con Kuntur Wasi, pues conformen pasen las semanas se puede volver una espada de Damocles para el Gobierno.
El otro componente de la demanda interna está vinculado a revertir la caída de las ventas, principalmente en cuatro sectores : la industria, construcción, comercio y servicios. Tal como destacamos en esta edición, se ha ampliado peligrosamente el plazo para que las empresas puedan cobrar a sus clientes, lo cual sino se revierte puede terminar afectando la cadena de pagos, tal como el propio Banco Central lo advierte.
(Continuará)