La espera que puede desesperar
A medida que va disminuyendo la temperatura del mar y la intensidad de las lluvias desciende paulatinamente el termómetro de la economía comienza a subir debido no solo a la caída de las expectativas empresariales y del consumidor, sino también a que ya no queda duda de que no fue conveniente el ajuste fiscal que se hizo en el último trimestre del año pasado. Los resultados de febrero, previos a la intensidad que tuvo el fenómeno de El Niño en la segunda quincena de marzo, muestran que la recuperación de la economía todavía estaba lejos, pese al resultado que se tuvo en enero.
El índice nacional de confianza al consumidor de GfK de marzo da cuenta que un 68% de los peruanos considera que el país vive una crisis económica. Este un dato que puede marcar el devenir del segundo trimestre si es que el Gobierno no reacciona con la misma rapidez y eficacia mostrada en la emergencia por el fenómeno de El Niño costero.
Hasta ahora, solo Macroconsult se ha atrevido a señalar en su último reporte semanal que en marzo la economía cayó, resultado mensual que no ocurría desde agosto del 2009. Por el momento, el Gobierno se muestra cauto y se espera que a fines de este mes se tenga mayor claridad de cómo será la reconstrucción y una estimación preliminar de cuánto costará.
El ministro de Defensa, Jorge Nieto, adelantó que podía alcanzar hasta US$ 15,000 millones y recibió un llamado de atención del titular del MEF, Alfredo Thorne. Pero dos días después, el propio presidente Pedro Pablo Kuczynski dijo que puede llegar a US$ 9,000 millones.
Es decir, nuevamente, los ministros cometen los errores previos a la etapa de emergencia por el fenómeno de El Niño. Pareciera que no han aprendido la lección en mejorar la comunicación.
Para revertir el deterioro de las expectativas y retomar el dinamismo se requiere de una respuesta principalmente de política económica tanto a nivel fiscal como monetaria. Por un lado, la recaudación fiscal no levanta cabeza y las medidas adoptadas en enero con la reforma están lejos de satisfacer las expectativas. En ese punto se requiere una respuesta rápida, pues de lo contrario será difícil recuperar la presión tributaria, que por cierto ya venía a la baja antes de marzo, como el propio jefe de la Sunat reconoció ante el Congreso. Es necesario que el MEF y la Sunat expliquen cómo darán vuelta a la actual tendencia. Más aún cuando este año se elevará la meta de déficit fiscal.
Por el lado de la política monetaria, el Banco Central de Reserva considera que tiene margen para esperar en decidir el recorte de su tasa de interés de referencia. Aunque, como ya más de un analista hace hincapié, esperar demasiado puede resultar contraproducente considerando que el impacto de una reducción de la tasa toma al menos dos trimestres. En ese sentido, lo que el jueves pasado Carlos Paredes reclamaba en Gestión es cada vez más ineludible: llegó la hora de ser expansivos.
Si el Gobierno no actúa con prontitud y eficacia, cada vez las expectativas de los diferentes agentes económicos se irán reduciendo.