Retos empresariales frente a la corrupción
A inicios de enero, la encuesta mensual de Pulso Perú a nivel nacional dio cuenta de que el 50% de los peruanos considera que las empresas nacionales participan mucho en actos de corrupción para ganar licitaciones o conseguir contratos. Solo el 10% señalaba que estas no estaban involucradas en irregularidades.
Desde entonces, las revelaciones de corrupción de Odebrecht y sus relaciones han puesto en relieve que no solo los funcionarios de los tres últimos gobiernos están en el centro de las denuncias, sino, lamentablemente también, las empresas nacionales, afectando, entre otros aspectos, la reputación y la credibilidad del modelo, a tal punto que se ha puesto en debate la eficacia de la tecnocracia por su vinculación con los lobbies empresariales.
La tarea ahora es, en primer lugar, reconocer que no todo está funcionando bien, que no se puede pasar por agua tibia estos hechos y que ha llegado el momento de que los gremios empresariales asuman el reto. De lo contrario, su voz dejará de ser escuchada en el país.
La oportunidad es propicia en momentos en que habrá cambios próximamente en la dirigencia de la Confiep y en mayo en la Sociedad Nacional de Industrias.
Tal como dijimos en el editorial del 30 de enero, es necesario que los códigos de ética de los gremios empresariales no sean letra muerta, para lo cual se requiere, entre otros cambios, que la sanción a una empresa no sea únicamente la expulsión, sino también que los responsables de la misma tengan que resarcir su falta.
En esa línea, será importante tener cuidado con el sistema de compliance, que ahora se impulsará para combatir la corrupción, junto al decreto legislativo que establece la responsabilidad autónoma de las empresas para luchar contra la corrupción.
Esta advertencia es porque dicho sistema se ha vuelto una nueva línea de servicio profesional para más de un estudio de abogados que no lo tenía. Por lo que se requiere evitar que se convierta en patente de corso y que al final no resulte útil para combatir la corrupción.
Expertos internacionales consideran que el sistema de compliance funciona bien cuando existe responsabilidad de todos los involucrados. En buen romance, significa que tengan que ser certificados con responsabilidades tanto de la empresa como del funcionario responsable. Si las compañías no designan a dicho funcionario la responsabilidad debería recaer en el CEO.
Pero no solo eso, los expertos también recomiendan que tiene que haber responsabilidad de la empresa certificadora y del socio o gerente que firme la certificación (por ejemplo, un estudio de abogados). Estas sugerencias bien pueden formar parte del reglamento. Asimismo, se requiere que la Superintendencia del Mercado de Valores, que tendrá la última palabra sobre la aplicación del sistema de compliance, tenga los recursos humanos y económicos para poder implementar una tarea que en un inicio no será nada fácil.
Luchar eficientemente contra la corrupción en un entorno de débil institucionalidad e informal necesita de herramientas eficaces, más aún si el sistema de prevención que se va a implementar busca blindar a las empresas frente a denuncias de corrupción.