Cuestión de confianza
La censura del ministro de Educación, Jaime Saavedra, marca un punto de inflexión en la relación del Poder Ejecutivo con el Congreso, y la reunión que próximamente sostendrán el presidente Pedro Pablo Kuczynski y la líder de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, puede ser el inicio de un diálogo fructífero o la continuación del clima de beligerancia política que vive el país.
El diálogo que promueve PPK con las fuerzas políticas del país será un reto muy grande, pues la experiencia de procesos similares en gobiernos anteriores indica que estos encuentros terminan siendo un buen momento para la foto, pero sin ningún resultado concreto posterior.
Y es que puede ser difícil para Keiko Fujimori asumir algún vínculo con el Gobierno de PPK, ya que evitará cualquier vínculo con el desgaste del Gobierno. Además queda claro que hasta el momento no asume que perdió las elecciones. El fujimorismo, durante la interpelación y censura, ha despertado nuevamente recelos por la actitud asumida por sus congresistas y que quedó reflejada en el diálogo que sostuvo el llamado grupo Mototaxi a través de Telegram. Dicho comportamiento alimenta el antifujimorismo y queda para el olvido la presentación que la entonces candidata dio en la Universidad de Harvard. A lo anterior se suma que varios de los proyectos presentados en el Parlamento tienen un sesgo populista.
Mientras tanto, PPK se encuentra cercado entre los radicales del fujimorismo y el antifujimorismo, con una bancada que ofrece más problemas que apoyo y con una tendencia a la baja de su popularidad, ya por debajo del 50%, tal como lo muestran las encuestas de Ipsos y GfK.
El Gabinete tampoco se muestra lo suficientemente afiatado, pese a los esfuerzos del presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala. El próximo año será su mayor prueba de fuego, pues los ministros tendrán que ofrecer resultados. Hasta el momento, la población le otorga una nota de 12, muy por debajo de las expectativas que se tenían hace dos meses.
Por eso, es fundamental que el diálogo sea algo más que un abrazo. La forma como se ha convocado no ha dejado satisfechos a todos, y por tanto la reunión estará rodeada de sospechas y exigencias. Aun así, la cita de PPK con Keiko Fujimori que hoy se llevará a cabo y luego las reuniones con los otros partidos políticos puede contribuir a disminuir en algunos grados la conflictividad política y a empezar el 2017 con mejor perspectiva, sobre todo cuando en los próximos dos meses el Congreso entrará en receso y con ello habrá una pausa en el lenguaje duro de sus integrantes.
El Ejecutivo tiene que ser cuidadoso en no generar sobreexpectativas de la reunión y tener una agenda mínima de temas. De lo contrario, será una cita más.
Para el fujimorismo, el futuro inmediato tampoco se presenta fácil, ya que a partir de ahora los ojos y oídos de la población estarán más atentos a su comportamiento.
Así como en la economía se requiere confianza para invertir, en la política también es necesaria para que el diálogo arribe a buen puerto. De lo contrario, la conflictividad seguirá dominando el panorama.