Decodificando las expectativas
El próximo trimestre, el último del año, la mayor parte de las empresas, principalmente las corporaciones, elaborará sus planes y presupuestos para el 2017. Esta vez, a diferencia del 2015, las expectativas se encuentran en su mejor momento desde hace varios años, tanto a nivel de las grandes empresas como de las pequeñas y micro empresas.
¿Será suficiente la mejora de las expectativas para un mayor crecimiento y recuperación de la inversión privada el próximo año?
Desde Palacio de Gobierno y el despacho del jirón Junín, hay confianza en que el optimismo empresarial se trasladará al dinamismo de la economía. Buena parte del interés que tuvo el presidente Pedro Pablo Kuczynski de viajar a China ha sido justamente atraer el interés de los inversionistas de dicho país, así como el ministro Alfredo Thorne lo hará el próximo mes cuando haga un periplo por Londres y Madrid.
Los informes de los bancos de inversión dan cuenta de que ha subido la apuesta por el Perú, pero también advierten problemas para que se reanude rápidamente el dinamismo de la economía.
Frente a la mayor confianza, hay analistas que tienen sus dudas sobre su impacto inmediato. Por ejemplo, el exministro de Economía Luis Carranza considera que la situación por la que atraviesa actualmente la economía no permitirá que el mayor optimismo sea suficiente para que haya una recuperación de la inversión. Normalmente, luego de la mejora de las expectativas de los agentes económicos hay un desfase de dos a tres trimestres para que su efecto se traslade a la inversión.
Pero Carranza dice que esta vez dicha regla no se dará porque el Perú viene de un largo periodo de desaceleración, una fuerte disminución de la inversión privada y varios sectores de la manufactura con capacidad instalada ociosa. Por lo tanto, advierte, el impacto tomará más de tres trimestres. Es decir, recién se sentirá a fines del 2017 y, principalmente, si todo marcha bien, en el 2018.
Esta percepción se refuerza con la última proyección del Banco Central de Reserva. Si bien estima que la inversión privada revertirá su caída y crecerá 5% en el 2017, ha disminuido su pronóstico de expansión del PBI de 4.6% a 4.5%, que en buen romance significa que aún no ve lo suficientemente fuerte la recuperación económica.
Por eso resultará importante que los decretos legislativos que se deriven de las facultades que pueda otorgar el Congreso se hagan lo más pronto posible para que los agentes económicos vean reflejados en sus planes, sobre todo, los cambios tributarios que se darán en el pago del Impuesto a la Renta, tanto a nivel de las personas naturales como de las personas jurídicas. Como bien lo dice el CEO de Scotiabank, Miguel Uccelli, en esta edición, “hay que tangibilizar los anuncios”. En ese sentido, resulta vital que el Congreso no demore en tomar su decisión.
Hay más de 33,000 anuncios de inversión para los próximos dos años. En la medida en que estos se concreten y se recuperen los sectores vinculados a la demanda interna, se podrá saber cuánto del optimismo se trasladó a la economía.