Discriminación positiva
Desde que se aprobó la Ley del Servicio Civil (Servir), Gestión consideró que era el primer paso serio para la reforma del Estado, pues permitirá una reingeniería al interior de este, un paso para acabar con el caos burocrático y contar con un solo régimen laboral.
Aunque consideramos la necesidad de ir un poco más rápido en la aplicación de la legislación, hay que resaltar el esfuerzo de Servir para que el proceso no se trunque.
A pesar de ello, es una ingrata sorpresa la reciente decisión del Tribunal Constitucional para incluir a algunas entidades estatales que no formaban parte de la norma, sobre todo en el caso específico del Banco Central de Reserva.
El fallo del Tribunal Constitucional atenta contra la autonomía que se busca constitucionalmente para una entidad encargada de la política monetaria del país y, lamentablemente, el Perú tiene experiencia de sobra de lo peligroso que puede ser la injerencia de un gobierno de turno en algunas entidades, sobre todo si la máxima autoridad de Servir es nombrada directamente por el Poder Ejecutivo.
La propuesta de Servir por ahora es muy buena en la teoría y se vislumbra que también lo sea en la práctica. Pero aún no se ha terminado de aplicar, por lo que tendremos que esperar para ver cómo funciona y si realmente es eficaz.
Es bueno que se empiece con sectores en los que las cosas no están funcionando nada bien. La paradoja es que las instituciones que muestran mayores avances son aquellas cuyos trabajadores pertenecen al régimen de la Ley 728, que son los que generan menos problemas. Pero tratar de incluir a sectores donde todo viene funcionando no es muy coherente.
Tal como lo acaba de recordar Julio Velarde, en el Banco Central de Reserva se aplica la meritocracia, e ingresan los mejores alumnos de todo el país luego de pasar un examen y seguir un curso especial. Los que hemos estudiado economía sabemos de la rigurosidad e importancia del curso de verano en el instituto emisor.
Pero ahora, con la decisión del Tribunal Constitucional para que el Banco Central ingrese al ámbito de Servir, hasta los cursos de capacitación tendrían que ser aprobados previamente por dicha entidad. Además, los topes remunerativos que establece Servir podrían jugar en contra de la calidad profesional del instituto emisor, dada la alta especialización de sus funcionarios, que inclusive lleva a que más de uno de ellos asesore a otras entidades del Estado.
Lograr un trato único a todos los trabajadores del Estado es una aspiración respetable, pero el propio Tribunal Constitucional ha mantenido fuera del ámbito de acción de la norma al Banco de la Nación, a los jueces, a los maestros y al personal militar, entre otras carreras especiales. Es decir, los magistrados reconocen que existen situaciones especiales en que la discriminación es positiva y el caso del Banco Central debería ser incluido en la lista. El Tribunal Constitucional debe revisar su decisión, vía una aclaración.