Señales cruzadas
La llegada de un nuevo Gobierno comienza a despertar el optimismo en cierta parte de la población, aunque todavía no lo suficiente como para revertir la desaceleración de la economía y mejorar el humor de los peruanos frente al alza de los precios en diferentes rubros, tal como hemos informado la semana pasada en Gestión. Justamente, el Banco Central ha tenido que elevar su tasa de interés de referencia ante las mayores expectativas inflacionarias.
Sin embargo, también hay señales de que mejora el ánimo de los peruanos. Por ejemplo, según la última encuesta de Pulso Perú, subieron en doce puntos porcentuales las expectativas de que el 2016 aumentarán los ingresos.
Además, abona a ese renacer del optimismo, el hecho de que pase de 37% a 42%, en los tres últimos meses, el porcentaje de peruanos que cree que subirá sus ingresos en el 2017, ya con un nuevo Gobierno, así como también aumenta el porcentaje de los que estiman que se reactivará la inversión privada en el primer semestre del próximo año.
Es por eso, que el 61% dice que no ha disminuido sus compras en los centros comerciales respecto a las que realizaba hace seis meses. Igualmente, también se incrementó en diez puntos porcentuales la expectativa de que este año se podrá ahorrar.
Aún así, el 72% considera que en estos momentos es más difícil encontrar empleo. El resultado del crecimiento del PBI en noviembre, que fue de 3.96%, no ha generado entusiasmo, pese a que en diciembre la producción de electricidad se expandió a la tasa más alta en cinco años y se logró, luego de ocho meses, revertir la caída de las importaciones de los bienes de capital. La mayoría de proyecciones, salvo las del Ministerio de Economía y del Banco Central, considera que el crecimiento será menor a 3% este año. Esta percepción también la tiene el 76% en el país, que siente todavía enfriamiento de la economía.
Entonces, ¿qué hacer para que la llama de la esperanza no se apague? Se requiere tener claridad en el programa de reactivación y que sea lo suficientemente bueno para generar confianza. Por lo pronto, el 39% de los peruanos cree que para reducir más la pobreza se requiere mayor crecimiento antes que programas sociales, aunque un 31% sí cree en medidas asistencialistas.
Pero luego, las opiniones se muestran más divididas en aspectos claves del futuro. Mientras el 35% prefiere una reforma laboral para reducir la informalidad, un 32% considera necesaria una reforma tributaria. Precisamente, más de un candidato se ha enfocado en la segunda y la mayor parte, por estrategia electoral, ha sido muy diplomática en revelar sus planes sobre la política laboral que es el nudo gordiano que hay que cortar.
Las señales pueden seguir cruzadas hasta fines de marzo, pero lo importante es que la nueva administración que asuma el poder el 28 de julio no envíe este tipo de señales a los agentes económicos, pues de lo contrario su luna de miel será corta.