Un año más sí importa
Culmina el 2015 y empezamos los últimos siete meses del gobierno del presidente Ollanta Humala. A lo largo de los dos últimos años hemos cuestionado su actuación, principalmente en el campo económico. Es cierto que no ocurrieron grandes desviaciones de las líneas matrices de la política económica de los últimos 25 años, pero tampoco hubo avances importantes en las reformas, salvo en el caso de la educación y de la Ley Servir, que es el primer paso serio para la reforma del Estado. En el caso de la reforma educativa es necesario hacer hincapié que se retomó el camino avanzado en el Gobierno anterior, luego de haberse perdido los dos primeros años en la gestión de Patricia Salas.
Sin embargo, lo que es probable que quede presente cuando se juzgue a la actual administración es que se perdió la senda del crecimiento. Año a año, desde el 2011, las tasas de expansión mostraron una desaceleración y desde el Gobierno la respuesta fue no aceptar tercamente la realidad y demorarse a adoptar medidas que pudieran revertir la situación. Y cuando se hizo fue tardía y con acciones no siempre acertadas.
Es cierto que el entorno externo fue menos favorable que en el gobierno de Alan García, pero también no se puede dejar de mencionar que hubo gruesos errores en las medidas que se tomaron tanto a nivel de regulación como de la falta de voluntad política para destrabar las inversiones.
Este año se culmina con una recuperación muy leve en el crecimiento del PBI, pasaremos de una tasa de 2.4% registrada en el 2014, a una cercana al 2.8%, con un mejor desempeño de los sectores primarios respecto al 2014, pero todavía sin una clara recuperación de las actividades no primarias. Se han podido revertir los choques asociados a los factores de oferta en productos claves como el cobre, el zinc, la anchoveta y hasta el arroz, tal como señala el Banco Central. Pero en otros sectores como la construcción se tendrá una fuerte caída, al igual que la manufactura no primaria, los hidrocarburos y apenas una tímida expansión del sector agrícola. Similar tendencia a la baja mostrarán la inversión privada, la inversión pública, la recaudación fiscal y las exportaciones.
Para el próximo año, las proyecciones van desde las estimaciones optimistas del Banco Central y el Ministerio de Economía que pronostican un 4% de crecimiento hasta aquellas que señalan una tasa de algo más de 1%, incluso algunos analistas no descartan el 0%. Pero como ya sabemos, entre las estimaciones que se realizan a inicios de cada año y las que se ajustan posteriormente hay un gran trecho. Salvo casos esporádicos, la mayor parte yerra.
Además, los próximos seis meses estarán marcados por el proceso electoral y, por tanto, será muy difícil que la bola de cristal sea certera. Es por eso que más de una empresa esta vez ha preferido ser conservadora con sus presupuestos.
Un año más sí importa, pues si el crecimiento potencial del Perú ahora se estima en 4.5% al año, pero creceremos menos de 3%, eso implica 20,000 puestos de trabajo formal menos por crearse y 130,000 personas que no podrán salir de la pobreza, según Apoyo Consultoría. Es decir, no es poca cosa. Seamos optimistas y que en el próximo quinquenio no se repitan los errores de este Gobierno.
Libertad para los presos políticos en Venezuela.