Cero
Hace tres meses, el Banco Central de Reserva estimaba que la inversión privada iba a recuperarse y crecer 2% el próximo año. Hoy proyecta un crecimiento nulo. El 2015 será el segundo año consecutivo de caída. En el caso de la inversión extranjera directa, también habrá un retroceso de cerca de US$ 3,250 millones, muy lejos de los niveles récord que se alcanzaron hasta el 2013.
Este guarismo guarda relación con las expectativas empresariales. Un sondeo realizado por Apoyo Consultoría a ejecutivos de las 300 compañías más importantes del país revela que la confianza empresarial para invertir se sitúa en su nivel más bajo en los últimos 13 años, tal como informamos en esta edición. Así, termina el gobierno del presidente Ollanta Humala dejando el enorme reto de recuperar la confianza a la siguiente administración que será elegida en abril del próximo año.
Un factor importante es que en el 2016 se espera una caída de más de 25% de la inversión minera y una recuperación superior al 4% de la inversión de otros sectores económicos, según proyecciones del propio Banco Central. Es decir, se está cosechando la ineficacia y la falta de voluntad política que se tuvo para enfrentar los conflictos sociales, la engorrosa tramitología y el desdén con una de las actividades extractivas más importantes para el país. Ahora enfrentamos retrasos de proyectos y el temor de que aquellos que están en marcha puedan detenerse o tengan dificultades para conseguir el financiamiento. Sobre todo cuando la semana pasada, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió iniciar un periodo de elevación de su tasa de interés, que tendrá impacto directo en el costo, tanto de los créditos como de la emisión de bonos.
Por el lado de la inversión pública, el panorama tampoco es color de rosa. Este año terminaremos con una caída de 11.2%, estimación mayor a la que tenía el Banco Central en setiembre cuando consideraba un descenso de 2%. Las proyecciones preocupan, porque los principales candidatos presidenciales han puesto énfasis en impulsar justamente la obra pública. Sin embargo, poco han mencionado sobre cómo lograr que los gobiernos subnacionales y locales puedan acompañar ese propósito.
En ese sentido, resulta crucial que el próximo Gobierno tenga claros el panorama y las medidas correctas que permitan revertir la situación actual. Hasta el momento, solo se han dicho enunciados muy generales, que más parecen lugares comunes, sobre la inversión privada. Para el 11 de enero, cuando venza el plazo para presentar los planes de gobierno, debe haber claridad.
Hay una cartera de anuncios de inversiones privadas de 203 proyectos por más de US$ 24,600 millones para los próximos dos años, que bien pueden dinamizar al país. Si no se logra recuperar la confianza en los agentes económicos, los pronósticos de crecimiento de 1% para el 2016, lamentablemente, pueden terminar siendo una realidad.