Sigue viva y coleando
Como ocurre desde el 2014, en la medida en que el año va transcurriendo, el Gobierno va sincerando sus estimados de crecimiento. Ahora es más probable que se crezca menos de 3% en el 2015.
En buen romance, esto significa que todavía no se ha revertido la desaceleración de la economía, aunque en el despacho del jirón Junín se considera que las expectativas empresariales y del consumidor se han estabilizado, y prevé que se recuperarán en los próximos meses.
Sin embargo, los resultados del último Índice de Confianza del Consumidor que elabora Apoyo Consultoría para Lima registra que se encuentran en su menor nivel del año. Y no solo eso, tres de cada diez familias limeñas ahora ya están sobreendeudadas, y el 40% de ellas aumentó su endeudamiento en los últimos tres meses.
Estos datos son importantes porque reflejan al estado de ánimo de los agentes económicos previo a las elecciones del próximo 10 de abril. De mantenerse esta percepción en los próximos meses, puede resultar una peligrosa oportunidad para los cantos de sirena de propuestas populistas que ya se han lanzado en la campaña.
Justamente, en las últimas semanas se han planteado como ofertas el aumento de sueldos en el sector público, el alza de la remuneración mínima vital, la creación de tres millones de empleos, una nueva regulación de las tasas de interés para los créditos de consumo, y hasta uno de los candidatos, César Acuña, dijo que era “facilísimo” revertir la desaceleración de la economía.
Queda claro que los resultados del PBI en los últimos meses son un reflejo de la recuperación de los sectores primarios, principalmente de la minería -que irónicamente fue una de las actividades más maltratadas durante este Gobierno-. En cambio, los sectores vinculados a la demanda interna todavía están en rojo o tienen una pálida recuperación.
Esto quiere decir que la desaceleración, lamentablemente, sigue gozando de buena salud.
En ese sentido, el mayor reto del próximo Gobierno será recobrar la confianza de los agentes económicos en el más breve plazo, para lo cual el primer resultado que se le exigirá es la recuperación del crecimiento económico mayor al 3%.
Si la administración que sucederá al Gobierno de Humala no es capaz de reactivar la economía en los primeros doce meses, la desazón conspirará contra los planes que tenga, incluidas las reformas que intente poner en marcha.
El otro gran reto será convocar a las principales fuerzas que resulten elegidas en el Congreso para que este poder del Estado no se convierta en una traba. Es por eso que tan importante será la elección del presidente como la conformación del próximo Parlamento, más aún cuando todas las agrupaciones políticas que están en carrera realizan alianzas con movimientos regionales, que como la experiencia ha demostrado, una vez que llegan a la Plaza Bolívar, muchas veces hacen tienda aparte.
Por eso resultará clave lo que esta semana digan los cinco principales candidatos en la CADE.