Para no quedarse en la U
En el año 2009, en momentos en que la economía vivía el impacto de la crisis por los acontecimientos de la quiebra de Lehman Brothers, se debatía si la recuperación iba a dibujarse como la letra V, es decir, retomar un impulso rápido, o más bien si se iba a asemejar a la U, lo que implicaba un periodo de contracción mayor. En el 2009, el crecimiento fue de 0.9%, pero en el 2010 se recuperó el dinamismo y se alcanzó el 8.8%, según cifras del BCR.
Hoy, la economía, si es que no se toman decisiones rápida y adecuadas, se puede encaminar a un crecimiento de 3% en promedio para los próximos años, lejos de su potencial actual superior al 4% y más aún de la tasa que se obtuvo en años pasados, por encima del 5%. Estaríamos entonces más próximos a una trayectoria similar, precisamente, a la letra U, de crecimiento mediocre y en la temida trampa de los países de ingresos medios que no pueden dar el salto.
Por eso resulta crucial, a la par de discutir e impulsar las reformas necesarias, contar con una política económica de corto plazo que permita acelerar el crecimiento.
Por ejemplo, resulta preocupante el panorama del empleo en Lima Metropolitana que muestra un enfriamiento durante el 2015. En promedio, este año, la ocupación total en la capital creció cerca de 0.4%, tasa inferior al promedio de los últimos cuatro años. Mientras tanto, la desocupación aumenta, habiendo trepado 9.7% en promedio durante este año, y entre marzo y julio registrando un incremento de dos dígitos.
¿Por qué es importante evaluar el comportamiento del empleo? Esta variable ha permitido, entre otros factores, que la banca haya tenido una política proactiva en los créditos de consumo y con morosidad aún baja. Pero si el crecimiento del empleo comienza a ser nulo, es muy probable que las políticas crediticias se vuelvan restrictivas y con ello se acentúe la desaceleración del consumo que ya se vislumbra.
También preocupa, tal como advertimos hace tres semanas, el debate del presupuesto público del próximo año. Ya un candidato presidencial, Pedro Pablo Kuczynski, ha señalado que no es momento de recortar el impulso fiscal porque la economía todavía muestra un débil desempeño. Es por eso que el Gobierno el fin de semana volvió a ampliar el techo de déficit fiscal de 2% a 3% del PBI para el 2016. Esta decisión se adopta pese a que días atrás el ministro de Economía había dicho que el presupuesto iba a ser más austero en línea con lo que manda la ley de responsabilidad fiscal. Pero parece que todo eso solo quedó en palabras.
Si a lo anterior agregamos las marchas y contramarchas en el caso de Petroperú, tanto en el Gobierno como en la bancada oficialista e incluso en la oposición, como es el caso del fujimorismo, tenemos un panorama poco propicio para recuperar la confianza de los agentes económicos.
Lo peor que puede pasar en los próximos meses hasta que asuma el siguiente Gobierno, son las marchas y contramarchas tanto en su interior, como las discrepancias con su bancada. Y esto se agrava si también en los que aspiran a ser gobierno dicen un día una cosa y al siguiente otra.