No todo es minería
La agenda económica, y por cierto también la política, ha estado enfocada en las últimas semanas principalmente en la actividad minera, como consecuencia de las protestas contra el proyecto de Tía María en Arequipa. Sin embargo, hay otros sectores que también merecen la atención del Gobierno, pues al igual que la minería, juegan un importante rol en la economía del país.
Ese es el caso de la evolución de las exportaciones, que desde setiembre del 2013 muestra una caída mensual, registrando en el periodo de enero a abril un alto déficit comercial: US$ 647 millones. Las consecuencias de esta situación son un tema de preocupación, que hoy tratamos en nuestro editorial.
En el otro lado de la medalla tenemos las expectativas positivas que ha despertado en la población y en el sector construcción, la posibilidad de que se ponga en marcha un nuevo programa de viviendas bajo los esquemas de alquiler-venta y del leasing inmobilario. Ambas propuestas verán la luz si el Congreso le otorga las facultades legislativas al Ejecutivo en materia económica, y pueden ayudar a reactivar el sector, sobre todo desde inicios del próximo año.
Así como estos dos temas, también es alentador que el plan de diversificación productiva muestre señales de avance en su aplicación. Un paso correcto para ese fin son los convenios que se están firmando entre los sectores público y privado -en una suerte de asociación público-privada como ha dicho el ministro de la Producción- para que los Centros de Innovación Tecnológica (CITE) se multipliquen. El propósito es que se apoyen para elevar la productividad sobre todo de las micro y pequeñas empresas.
El proceso de diversificación debe ser parte de las políticas de Estado que el próximo Gobierno no debe desatender. Este objetivo no se contradice con el apoyo a la minería, como equivocadamente semanas atrás se quiso entender al interpretar sesgadamente el titular de un artículo de Gestión, sin leer el contenido del mismo.
La diversificación productiva es muy importante para el país y merece tanta atención como el sector minero. Por eso se requiere llamar fuertemente la atención, aunque esto se entienda como un titular frívolo. No hay que olvidar que el nombre de diversificación productiva se tuvo que adoptar, entre otras razones, ante la suspicacia que generaba la denominación de una nueva ley de industria, por las experiencias del pasado. Y es que, en ciertos sectores de opinión, las posibilidades de que se haga política sectorial siempre han generado urticaria.
Esta demás decir, pero siempre es buenor recordar, que Gestión ha sido y será crítico a la corriente de quienes cuestionan el aporte de las actividades extractivas, que por cierto tienen un contenido de valor agregado.
Pero con el mismo énfasis, en 25 años siempre hemos reclamado que la apuesta de las políticas públicas debe también tener en sus prioridades a otros sectores, como la industria, por ejemplo.