Cuestión de credibilidad
Semana a semana, la economía peruana continúa perdiendo oportunidades, ya sea por los problemas de los que adolece la administración del Gobierno del presidente Ollanta Humala; por los fenómenos naturales (como el último huaico en Chosica y la probable aparición de El Niño); por los errores que también comete el sector privado, como sucedió el viernes pasado con Southern y el proyecto de Tía María, o porque el impacto de la economía mundial todavía nos es adverso.
Pero también, semana a semana, hay empresas que mantienen la apuesta, y hay anuncios de próximas aperturas de locales, proyectos inmobiliarios que no se detienen -aunque marchan a menor velocidad-, franquicias que continúan explorando el mercado peruano, porque lo consideran atractivo, y exportadores que buscan nuevos destinos para sus productos.
Aún así, la sensación de inacción gubernamental se va asentando entre los agentes económicos, con lo cual es muy difícil que se pueda recuperar el optimismo. Sin embargo, los ministros y sus propios funcionarios, en conversaciones privadas, muestran planes, programas y propuestas de decretos que elaboran, para salir del bajo crecimiento en el que actualmente se encuentra el país. Pero qué difícil resulta poder comunicar esas acciones, desde el propio Poder Ejecutivo.
A lo anterior, hay que sumar que cada vez aumentan los desencuentros entre el sector empresarial y el Gobierno. Ante los magros resultados en el corto plazo, los gremios han subido los decibeles de sus críticas. No solo eso, se comienza a sentir cierto aislamiento en algunos sectores del Ejecutivo, muy poco proclives a los cuestionamientos.
Ya no basta decir que el Perú liderará el crecimiento en la región, sobre todo si también nuestros vecinos muestran una desaceleración.
La caída que registra el sector industrial, durante nueve meses, y las exportaciones, durante 18 meses, refleja que la magnitud del problema es mayor de lo que se esperaba.
Por eso, resulta urgente que en las esferas gubernamentales se den cuenta de que es importante que recuperen su credibilidad. De lo contrario, salir del estancamiento en que se encuentra la economía se volverá todavía más complicado.
La consecuencia la veremos en las urnas el próximo año en el mes de abril, cuando se concurra a votar para elegir al próximo presidente de la República.
Por lo pronto, Eurasia, una de las mayores consultoras de riesgo político del mundo, considera que el descontento generalizado con el Gobierno de Humala aumenta las posibilidades de que un candidato populista se torne competitivo en los comicios del 2016. Con ello, se incrementa la incertidumbre para los próximos 15 meses que aún le restan al actual mandatario.
Aún no es tarde para retomar el camino del crecimiento, y esa tarea no solo es responsabilidad del Gobierno, sino también, en buena parte, de la oposición.