La quimera de Petroperú
El fin de semana el ministro de Economía hizo hincapié en que parte del legado que dejará la administración Humala es la cartera de proyectos firmados y en ejecución para el siguiente Gobierno. En efecto, esta herencia recién dará sus frutos en los próximos años.
Sin embargo, también hay otro legado en el que hay que poner los ojos por las implicancias futuras: el retorno de Petroperú a la actividad de explotación de hidrocarburos. Un viejo sueño, de los que añoran la actividad empresarial del Estado, y que está a punto de hacerse realidad si el Ministerio de Economía da luz verde al acuerdo entre la empresa pública y la firma Graña y Montero Petrolera, a fin de que la primera tenga el 25% en los lotes III y IV, que antes pertenecían a Interoil.
Desde que se inició el Gobierno del presidente Ollanta Humala si hubo un tema en el que no cambió de posición fue la intención de que Petroperú recobrara su rol que tuvo en el pasado. Basta recordar el interés por comprar los activos de Repsol, el intento de que la empresa estatal participe en el Gasoducto del Sur y el empecinamiento para que tuviera también una participación en la subasta de los lotes que están a cargo de Perupetro.
Justamente, todavía está latente la posibilidad de que se dilate el proceso de subasta del lote 192, que hoy explota Pluspetrol Norte, para que al retornar los pozos al Estado estos terminen siendo cedidos a Petroperú.
Hasta el momento, el presidente ha mantenido el objetivo de repotenciar a la petrolera y ha sido el Ministerio de Economía el que ha tenido que lidiar con esa intención. Al punto tal que, para llevar a cabo la modernización de la refinería de Talara, el despacho del jirón Junín se vio obligado a poner candados a fin de no revivir las malas experiencias del pasado.
Por supuesto que estas últimas medidas merecieron la crítica de muchos que quisieran ver a Petroperú como en la década del 70. Sin embargo, la experiencia que se está registrando en Petrobras debiera servir para no tropezar dos veces con la misma piedra.
La capacidad que tiene la petrolera estatal para afrontar los retos que significan la explotación de hidrocarburos es sumamente mínima, ya sea por la falta de profesionales experimentados como por su poca capacidad económica-financiera, para asumir tareas que significan un fuerte riesgo.
Un ejemplo del comportamiento todavía ineficiente de la empresa se apreció a raíz de la reciente rebaja del precio del crudo en el mercado internacional. Como han dicho tirios y troyanos, el descenso de los precios de los combustibles en el mercado local ha sido a cuentagotas y se ha necesitado de la presión hasta del Banco Central de Reserva para que la menor cotización se traslade a los precios internos.
Queda ahora entonces en manos del ministro Segura la decisión de otorgar el pase para que finalmente Petroperú retorne a la actividad de explotación.