¡Ay, mamita!, el populismo
En la semana que pasó, los decibeles del ruido político alcanzaron uno de sus puntos más altos de los últimos meses. Mientras tanto, cada vez más aumenta la preocupación por lo que puede ocurrir con el crecimiento de la economía y, sobre todo, con las próximas elecciones presidenciales.
Si bien, por ahora, no se avizora un candidato antisistema, empiezan a darse señales de alerta, aun para aquellos que postularán y que son vistos como amigos de la economía de mercado. Un ejemplo es la reflexión que hiciera Alfredo Torres, presidente de Ipsos Perú, acerca de que Keiko Fujimori tendrá que otorgar concesiones populistas para contentar a una parte de su electorado. Esto no solo se daría en el caso del fujimorismo, sino que es muy probable que suceda con las candidaturas de Alan García y hasta incluso con la de Pedro Pablo Kuczynski.
Y es que, tras 25 años de transformación de la economía peruana, hay signos de fatiga para llevar a cabo las reformas que son necesarias, a fin de que la economía peruana no se quede inmersa en la llamada “trampa de los ingresos medios”. Ya no basta anteponer continuamente la contradicción de Estado versus capital privado para generar políticas públicas, se necesita mayor creatividad.
En los últimos años hemos sido testigos, en más de una ocasión, de cómo el Perú ha resultado víctima de su propio éxito, por la complacencia que se ha tenido con las tasas del crecimiento, cayendo muchas veces en el fetichismo de las cifras.
Hoy que los resultados ya no son los de antes, la preocupación aflora y los partidos políticos se muestran temerosos de persistir en las claves del éxito y más bien terminan cediendo, como quedó demostrado con la derogatoria de la Ley de Empleo Juvenil.
Frente a ello, no hay que desdeñar la desigualdad que todavía prevalece en la sociedad peruana, pues serán parte del debate en las próximas elecciones, ya que a pesar del crecimiento de la clase media, la pobreza sigue siendo un tópico importante.
Se ha desperdiciado buena parte de la bonanza de años atrás. Casi no hubo esfuerzos de políticas públicas para llevar a cabo una mayor diversificación de la economía peruana, pues cualquier propuesta en ese sentido se consideraba que podía generar un intervencionismo estatal como en el pasado. Aunque también es necesario decir que hubo torpeza por querer resucitar algunas experiencias como todavía se intenta con Petroperú.
Hoy que los precios de las materias primas muestran una tendencia a la baja, que el riesgo de propuestas populistas puede renacer y que los partidos políticos parecieran sufrir de orfandad de ideas, se requiere evaluar con detenimiento los verdaderos éxitos de los últimos 25 años y quizá replantear algunas políticas, sin que esto signifique abandonar la ruta de la economía de mercado.