Un punto de oro
Una buena parte de las expectativas de las empresas y los consumidores se encuentra centrada en el último trimestre de este año, con el propósito de confirmar si se logró un punto de inflexión ante la desaceleración de la economía, tal como dice el Ministerio de Economía.
Frente a este panorama, más que nunca, será importante contar con capacidad en el Estado para afrontar el reto que supone revertir el enfriamiento. Esto implica que se mantenga a buen ritmo la ejecución de los megaproyectos, que suman más de US$ 18 mil millones. De los cuales, se estima que en el 2015 se invertirán, por lo menos, US$ 4 mil millones, que representan cerca de un punto del PBI.
De lo contrario, se perdería su impacto, que no es poca cosa, pues aproximadamente el 70% corresponde a transacciones en el mercado interno, ya que el resto son importaciones.
Esta repercusión cobra mayor relevancia en la medida en que buena parte de la apuesta del despacho del jirón Junín para el próximo año es el avance de los megaproyectos.
Actualmente, se espera, en el caso del Gasoducto del Sur, que en setiembre empiecen las primeras obras. Aunque aún no está claro cómo se usará el estudio de impacto ambiental que se hizo para Kuntur, y que el consorcio ganador pueda usarlo, ya que uno de sus integrantes tiene en su poder el mismo.
La otra iniciativa clave es la modernización de la refinería de Talara, que se prevé iniciar a más tardar en octubre. En lo que se refiere a la Línea 2 del Metro de Lima, ya se avanza en los trámites para las expropiaciones, mientras que para este trimestre está previsto que se inicie la construcción del tramo 2 de la Carretera Longitudinal de la Sierra.
Sin embargo, hay otros proyectos mencionados en el discurso del presidente Humala que tomarán más tiempo, como es el aeropuerto de Chinchero, pues recién en abril del próximo año el consorcio ganador Kuntur Wasi terminará el estudio de impacto ambiental.
Del mismo modo, recién se encaminan los trámites para la modernización del puerto San Martín, en Pisco, y lo mismo ocurre con el proyecto de la red dorsal nacional de fibra óptica.
Todo lo anterior está vinculado a los problemas de moda: la ‘tramitología’ y la poca capacidad de reacción del Estado. Un ejemplo es lo que el propio ministro de Economía confesó a Gestión sobre los problemas surgidos en la Línea 2 del Metro de Lima, porque se ha “descubierto” que hay una torre de alta tensión en Santa Anita que interfiere con las obras y que moverla solo 100 metros cuesta US$ 80 millones. Por eso, se hará una variación en el trazo. Así, como se va a actuar oportunamente en este caso, deberá ocurrir con otro problema que surja.
Se han necesitado casi tres años para que en el Estado se comprenda la urgente necesidad de impulsar la infraestructura. Los próximos meses se convertirán en la oportunidad para demostrar de que hay voluntad política para no dar un paso atrás en ese objetivo.