No me gusta cuando callas
Uno de los grandes retos pendientes del Perú es fortalecer la institucionalidad, no solo a nivel del funcionamiento del Estado y de la vida política del país, sino también de la vida empresarial, principalmente de los gremios que la representan.
En estas semanas en que el tema de los gestores de intereses, más conocidos como lobbies, ha cobrado relevancia, ha resultado notoria la ausencia de las diversas voces empresariales para tratar un asunto que está muy vinculado a su quehacer. Sin embargo, no hay una sola declaración ni comunicado sobre estos hechos.
En la misma línea, está la preocupación por el futuro de los sistemas de pensiones. Más allá de algunas pocas voces defendiendo esta reforma, apenas se escucha, por ejemplo, al gremio que agrupa a las propias AFP. Y no solo se trata de este caso puntual. Tan solo cinco gremios empresariales cuentan con áreas de estudios económicos para analizar y sustentar sus propuestas. El resto, además del presidente de la agrupación, casi no tiene voceros autorizados y en más de un caso cobran vida solo cuando se hacen elecciones en la Confiep. Contar con áreas de estudios económicos les permitiría actuar de manera activa en el debate, a través de planteamientos.
Es momento para que los empresarios asuman como una tarea pendiente avanzar en su propia institucionalidad actuando con la misma firmeza tanto para pronunciarse sobre la intervención del Estado en la economía, como para fijar una posición sobre los temas éticos como es el caso de los lobbies. Pero en este último punto han estado ausentes.
Los empresarios deben ser los primeros interesados en que este asunto se discuta, ya que promover la transparencia en su relación con los funcionarios públicos es la mejor manera de hacer negocios sostenibles e incuestionables, y de esa forma estarían poniendo su grano de arena en el combate de cualquier sospecha de corrupción.
No basta con reclamarle siempre al Estado. Si bien en el pasado han surgido iniciativas desde el seno del empresariado, estas casi han quedado nonatas, y solo perdura la foto del momento en que se dieron a conocer, pero como en otros temas, no se pusieron en acción, quizá porque prevaleció el cálculo político.
Asimismo, resulta clave que los gremios tengan organizaciones más profesionales para participar en el debate nacional y no solo se limiten a pronunciamientos coyunturales o a reflejar las percepciones de sus dirigentes de turno.
Quizás una de las experiencias más cercanas y que se deba tomar en cuenta es la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), que hace dos años se mostró en la CADE de Arequipa.
Los tiempos exigen que los empresarios no se queden callados tanto en el tema de los lobbies como en el profesionalismo de sus gremios. El silencio no puede ser la consigna.