Optimismo se recupera, pero las decisiones se rezagan
Las últimas encuestas sobre las expectativas empresariales del Banco Central de Reserva, de Apoyo Consultoría y de la Cámara de Comercio de Lima revelan que continúa recuperándose el optimismo, aunque las decisiones para nuevas inversiones no marchan al mismo ritmo.
Varios gerentes de los principales bancos del país revelan que han crecido las colocaciones a empresas, algunas de ellas con demanda de créditos para nuevos proyectos y no solo capital de trabajo. Pero, nuevamente, todavía no se perciben con claridad esas inversiones.
Y es que revertir la tendencia no será fácil, ya que en el último trimestre del año pasado la inversión privada apenas creció 0.5%. Las medidas adoptadas para destrabar la marcha de los proyectos y agilizar los trámites no han ido a la misma velocidad que la recuperación del optimismo. Por eso, es preocupante que la figura del presidente del Consejo de Ministros y de algunos de sus colegas esté desdibujada y toda la carga para recuperar el dinamismo de la inversión se concentre en el despacho del jirón Junín. Dado el esfuerzo que se requiere, es importante contar con un Gabinete cohesionado y alejado de disputas internas o, lo que es peor, de desautorizaciones por parte de la primera dama, como lo sucedido la semana pasada, que poco ayudan a la confianza empresarial y, por cierto, tampoco a la institucionalidad del país.
Todo lo anterior sucede en momentos en que los resultados de la actividad económica en el primer mes del año estarían por debajo de diciembre, aunque por encima del tercer trimestre del año pasado, cuando era muy evidente la desaceleración del crecimiento. Lo peor que puede ocurrir es que se caiga en la complacencia de las cifras, comparando la situación del Perú con la de otros países de la región. Es muy probable, tal como estima el banco de inversión JP Morgan, que la economía pueda crecer por lo menos 5% en los próximos cuatro años, pero, dada la turbulencia de los mercados mundiales, no hay que dormirse en los laureles.
Una mayor cohesión del Gabinete y voluntad política para destrabar las inversiones son, por lo tanto, las tareas urgentes que debe asumir el Ejecutivo.