Una oportunidad que no debe perderse
La confianza de los consumidores en Lima, medida por Apoyo Consultoría, se encuentra por encima de la de los empresarios, porque se ha incrementado el porcentaje de familias que consideran que su situación presente y futura será mejor en los próximos 12 meses. Y si bien han mejorado las expectativas empresariales, según la encuesta del Banco Central de Reserva, aún no alcanzan los niveles registrados en el 2012.
Aún así, es alentador que pese a un entorno político enrarecido, vaya
renaciendo el optimismo sobre el futuro de la economía y ProInversión
recupere protagonismo con las últimas concesiones. Por eso, estos
resultados son una oportunidad para que se pueda consolidar la
recuperación de la confianza. Lamentablemente, no se percibe que el
Gobierno pueda aprovechar estas señales positivas. Todo lo cual se
agrava porque tenemos un gabinete prácticamente silencioso, opción que
también adopta el actual presidente del Consejo de Ministros, salvo en
los dos últimos días, en que pareciera que busca revertir su ausencia.
César Villanueva se comprometió durante su presentación ante el Congreso
a que cada uno de los integrantes del Gabinete iba a ser más locuaz
para mostrar los resultados de las diversas carteras. Salvo algunos
casos, el resto hace mutis o evita contacto con la prensa que cuestiona
su labor.
El último pronunciamiento de la Confiep pone de manifiesto
que el clima de inversiones todavía está lejos de haberse recuperado
plenamente. Ese es el sentido cuando el gremio empresarial expresa su
preocupación por la intervención política en la controversia entre
compañías periodísticas, poniendo en riesgo la libertad de expresión; el
proyecto de la ley universitaria; el continuo conflicto del Gobierno
con el sector pesquero, la descoordinación en el Gobierno y un
restrictivo marco regulatorio. Por tanto, Villanueva y su gabinete
tienen una nueva oportunidad para responder, principalmente con hechos,
los cuestionamientos.
De no darse pasos en ese sentido, ahora más que
nunca, y ante la proximidad de conocerse el fallo de La Haya sobre el
diferendo marítimo con Chile, continuaremos bajo la peligrosa senda que
advertimos la semana pasada: esperar y ver.