Envidia en el trabajo
Tu envidia es mi progreso, le escucho decir a una joven contadora que bromea con su compañero de área, luego de ser promovida. Me hace gracia porque ambos ríen y luego chocan esas cinco. Es evidente que son buenos amigos, pero, ¿será verdad este dicho popular? ¿La envidia del otro, en realidad te fortalece, te suma? De lo que estoy muy segura es que al menos en el ámbito laboral, ésta máxima popular no se puede aplicar, pues la envidia es un virus que afecta a todos, enrarece el ambiente y el clima en una empresa u organización.Nadie sale ganando con la envidia, ni siquiera el envidioso, y es algo que debe enfrentar el jefe de área, así como la víctima, sin perder el tiempo y de manera directa. En un mundo donde se busca mejorar la competitividad de las empresas, para poder diferenciarse de su competencia y lograr satisfacer a los clientes.
Un sentimiento como la envidia puede evitar que los grupos de trabajo logren sus objetivos, que el clima laboral sea poco favorable, que se puedan empoderar los colaboradores, que la comunicación no sea efectiva, así como otros aspectos necesarios para lograr el éxito. Para estar claros, diré que la envidia es ese sentimiento que hace que las personas deseen un bien ajeno, algo que tiene un compañero compañera. En un mundo competitivo no es malo desear mejorar y querer también tener logros como los demás.
No obstante, la envidia es un sentimiento toxico que genera agresividad, rabia y descontrol e incluso puede evolucionar en chismes, traiciones y sabotajes. Normalmente, los envidiosos y envidiosas son personas con baja autoestima que ante cualquier señal de peligro, verdadera o falsa, reaccionan de manera desmesurada, con violencia, agresividad. Estas actitudes pueden desencadenar que las personas de tu área pierdan el tiempo en discusiones, en peleas, dimes y diretes y así destruyan la buena comunicación en el grupo.
De esta manera se pueden desencadenar verdaderos dramas como por ejemplo que se pierda la calidad en el servicio o no se logren los objetivos. En el caso de las mujeres, nosotras también sufrimos por la envidia tanto de compañeras, como de compañeros. En un país machista, como el nuestro, es muy normal que cuando una mujer en base a su esfuerzo logra un mejor puesto, se den una serie de comentarios negativos, en relación a que ha logrado su ascenso porque se acostó con el jefe. Así de horrible. Estos mensajes nos anulan y nos reducen a la calidad de “un pedazo de carne”.
Es desagradable ver como los hombres despliegan su machismo, sus celos y su envidia; pero lo es aún más cuando una mujer ejerce este tipo de violencia con otra congénere. Por eso es muy importante que quienes sientan que son víctimas de la envidia enfrenten el problema directamente, preguntando a la persona que está fastidiando: ¿qué le pasa?, ¿por qué agrede? ¿y qué puede hacer para ayudarla? De la misma forma los jefes deben gestionar de una manera más consciente a su personal, siendo inclusivos con las responsabilidades que se delegan, siendo equitativos con los halagos y las felicitaciones, teniendo reglas claras y evitando los favoritismos.