Esto es lo que la Inteligencia Artificial no podrá hacer por ti
No recuerdo exactamente donde lo leí, pero más o menos la frase era esta: “Cuando dejamos de leer, dejamos de imaginar”. El autor hablaba de la importancia de la lectura para fomentar nuestra imaginación en una sociedad rodeada de pantallas y estímulos. Un libro nunca es el mismo para todos. Los personajes, el drama, la narración son diferentes en nuestra mente. Las palabras las pronunciamos distinto, aquello que imaginamos es irrepetible. Y tal vez la imaginación, esa facultad humana que nos distingue de las demás especies, será aquello que las Inteligencias Artificiales no podrán hacer por nosotros.
J.K. Rowling, creó un universo entero de personajes y lo plasmó en la serie de libros de Harry Potter. Cada personaje, cada detalle del mundo mágico, surgieron de su imaginación, un proceso que ninguna inteligencia artificial puede replicar. Tal vez sí complementar y hasta enriquecer, pero siempre el origen de algo nuevo creado por la IA estará basado en la emoción y la experiencia humana.
La estructura del ADN, uno de los descubrimientos más importantes de nuestra historia, realizado por James Watson y Francis Crick es también producto de aquello que solo los seres humanos podemos hacer: conectar los puntos nunca antes pensados o imaginados. Aunque utilizaron la tecnología disponible en ese momento para ayudar en su investigación, fue su capacidad para visualizar mentalmente la estructura del ADN y resolver el rompecabezas como una maqueta tridimensional lo que finalmente les permitió hacer el descubrimiento. La IA puede procesar datos y realizar cálculos a velocidades asombrosas, pero aún carece de esa capacidad humana para visualizar y conectar información de manera intuitiva y creativa.
La historia de la humanidad la han escrito aquellos que supieron imponer su narrativa, y nuestro conocimiento del mundo proviene de las historias que nos han contado, que hemos leído o que hemos visto. En contraste, a pesar de las afirmaciones del historiador israelí Yuval Noah Harari de que la IA podría ser la primera tecnología en la historia que está creando sus propias historias, tenemos que preguntarnos: ¿puede una inteligencia artificial realmente concebir, sentir y experimentar esas historias como lo hacemos nosotros?
Aunque la inteligencia artificial nos proporciona herramientas poderosas y valiosas, nunca podrá reemplazar (al menos por ahora) la inteligencia humana. Cuenta Gabriel García Marquez que en su novela corta “Historia de una muerte anunciada” decidió que la muerte del personaje principal, Santiago Nasar sea el primer capítulo, esta decisión hizo que el lector esté siempre expectante para saber cómo ocurrió la muerte del personaje principal, esta táctica, proveniente del instinto del escritor, es algo que dificilmente podría replicar la IA.
La alegría de crear algo completamente nuevo, la emoción de un descubrimiento hecho tras miles de intentos y el deleite de sumergirse en un mundo imaginario, son experiencias puramente humanas. Por eso, aunque debemos abrazar y aprovechar la IA, también debemos valorar y cultivar nuestra propia imaginación, nuestra propia inteligencia. Porque al final del día, es nuestra humanidad, no nuestra tecnología, la que nos define.