Equidad en el "día-a-día"
En una empresa con la que trabajo una consultoría de innovación y liderazgo, Gabriela, ingeniera de 30 años con un equipo de hombres a su cargo, me comentó que cuando visita a un cliente o proveedor con algún miembro de su equipo – que inclusive le reporta a ella – lo saludan a él como “Hola ingeniero” y a ella “Hola señorita Gabriela”.
Sandra, ejecutiva de mando medio de una empresa de ingeniería presentó un proyecto ante el equipo de líderes – todos hombres – y me cuenta que sintió muchísima frustración cuando les escucha decir “Felicitaciones José por este proyecto”. Felicitaron al jefe cuando ella lo trabajó al 100% y encima lo expuso.
Historias como las de Gabriela y Sandra, se suman a una colección de situaciones que vivimos las mujeres en el trabajo y que vengo registrando como parte de un estudio. En prácticamente todas, el comentario que las acompaña es que “los hombres no se dan cuenta de estas cosas” y por eso vi importante mencionarlas en este espacio.
Aunque aún tenemos un recorrido inmenso por delante – considerando que en el Perú, menos del 23% de directorios está compuesto por mujeres o solo el 21% de empresas son lideradas por mujeres (Fuente: Ranking PAR 2020); las empresas sí hemos avanzado bastante en tener políticas de equidad.
Los resultados del ranking PAR demuestran cómo 52.1% de las empresas peruanas tienen un plan de acción de equidad, que es un 12% más que el promedio de Latam.
Además de los retos que el Ranking Par recoge, donde se evidencia el “laberinto hacia las posiciones de liderazgo” que vivimos las mujeres con esta dualidad de roles de trabajo y familia que se interponen y dificultan nuestro desarrollo profesional, debemos añadirle un reflector a los detalles del día a día que muchas veces pasan desapercibidos – como los ejemplos de Gabriela y Sandra.
Voy a mencionar algunos ejemplos que saltan en mi estudio, para que nuestros colegas hombres los tengan en el radar y ayuden a promover prácticas de igualdad en estas cositas tan sencillas, pero que nos afectan.
Algunos ejemplos que saltan en mi estudio:
- No me escuchan: Una mujer comenta una idea en reunión grupal. No la escuchan; ella se queda callada y luego un hombre menciona la misma idea y alguien dice “qué buena tu idea Juan” – la mujer se queda pensando: “pero si es lo mismo que dije hace un rato”.
- La mujer grita: Misma situación al caso anterior, con la diferencia que la mujer no se queda callada, insiste para ser escuchada, nuevamente la ignoran, insiste e insiste y por supuesto con mayor volumen y cuando finalmente la escuchan, la miran feo y etiquetan de “gritona”.
- No está comprometida con el equipo: Alguien del equipo dice “vamos a tomar un trago después del trabajo”. Muchas mujeres no van porque la mujer sale volando a su casa a ver a sus hijos u ocuparse de mil cosas de la casa y pierden estas oportunidades de networking y camaradería.
- Hielo a la mujer: Este ejemplo se repite en el 87% de las 145 mujeres entrevistadas en mi estudio: Comentan llegar a un cocktail o evento de trabajo y cuando una mujer se acerca a un grupo de hombres conversando, inconscientemente, giran el cuerpo como creando una “pared de espaldas” para que ellos continúen su conversa. (Nota: para ser justos; también he notado que nosotras las mujeres hacemos lo mismo; pero nos afecta más a nosotras).
- Café: 93% de las mujeres entrevistadas han vivido esta experiencia: estar en una reunión de trabajo, todos quieren café y sin darse cuenta, voltean a mirar a alguna de las mujeres presentes para que se ocupe de pedirlos.
Trabajar en prácticas de equidad en el “día a día” traerá muchos beneficios a los equipos de trabajo, a las empresas, y por supuesto a las mujeres.