Todo líder debe practicar el "Stretching Gerencial"
Una de las cosas que se espera de los gerentes es que tengan la capacidad de soñar en grande. Pero soñar en grande no significa únicamente duplicar tu EBITDA o tus ventas o ser reconocido como la marca líder del sector. Eso es apuntar a ser ganador, pero soñar es diferente. Soñar implica estirar tus posibilidades para que no solo seas ganador, sino que seas extraordinario.
Soñar en grande es difícil. Soñar en chiquito también lo es. Soñar es difícil porque es imaginar algo que difiere con la realidad, que existe en nuestra mente y que no sabemos si sucederá. Difícil porque requiere tiempo y trabajo, una metodología y un plan para aterrizar ese gran sueño para hacerlo realidad. Sin embargo, lo tienes que hacer.
Acá, algunas ideas para soñar en grande:
- Soñar debe ser parte del día a día de todo gerente y no hacerlo únicamente a final del año en el proceso de planeamiento estratégico. En tu agenda, todas las semanas bloquea un espacio para soñar. Ese tiempo, dedícalo a analizar tendencias. Lee, mira videos; especialmente en otros países más avanzados. Analiza tendencias no solo en tu industria sino tendencias en general para que sepas hacia dónde va el mundo.
- Incluye en tu agenda de soñar, seguir también tendencias en tecnología. Nuevamente, no solo las relacionadas a tu sector sino en diferentes rubros. Qué innovaciones han aparecido; qué se está investigando.
- Abre tu mente y abstráete. Muchas veces, nos es difícil soñar en muy grande porque tenemos dificultad en abstraernos. Si eres líder en tu organización, seguramente estás ahí por tu experiencia y conocimiento; lo cual es una ventaja – pero también puede ser una desventaja porque la experiencia se convierte en una “escuela personal” que hemos desarrollado para tomar decisiones; es decir, cada uno de nosotros tiene una especie de método para tomar decisiones que – como nos ha funcionado y por eso estamos donde estamos – se nos hace difícil o vemos innecesario cambiarlo. Para soñar, tenemos que generar disrupciones personales en la forma como procesamos data y tomamos decisiones. Ejércitate. Por ejemplo, si eres un líder que para tomar decisiones necesitas cifras, data racional. Intenta analizar una situación sin un solo número. Oblígate a entenderla con data cualitativa, data empática. Ayuda también, aprender cosas totalmente diferentes. Lleva algún curso que no tenga nada que ver con lo que haces. Estudia historia del arte, diseño, biología, filosofía. Participa en conversaciones con personas muy diferentes a ti: científicos, deportistas, artistas. Conocer de diferentes realidades te abre la mente y ejercita tu capacidad para abstraerte. Esos nuevos aprendizajes; esas nuevas realidades – te ayudarán a relacionar mejor situaciones y conceptos para enriquecer tu proceso de toma de decisión.
- Asústate. El miedo es súper positivo. El miedo genera inestabilidad, incomodidad y el miedo gatilla la acción. Genérate miedo haciéndote estas preguntas al menos cada 3 meses y si es con tu equipo mucho mejor:
- ¿Hace cuánto tiempo no genero un cambio en la gestión o en nuevos productos? ¿Será porque me está yendo bien y ese “estar bien” me frena a hacer cosas diferentes?
- ¿Si yo fuese mi competencia, qué tendría que hacer para generar una disrupción y ganar en mi sector?
- ¿Cómo puedo generar 20% de ingresos adicionales provenientes de nuevas fuentes de ingreso que hoy no tengo?
- ¿Cuáles son los puntos de fricción en la experiencia de mi cliente? ¿Puede la tecnología aliviarlo?
Lo más importante, es tener presente que soñar no es un sustantivo; es un verbo. Es decir, no es suficiente definir un sueño. Definir un sueño no es lo mismo que soñar. El líder tiene que soñar y ¡soñar – siempre! Tiene que ser una práctica habitual. Me gusta llamarle “Stretching Gerencial” porque el soñar te saca del modo de obtener resultados positivos y te lleva a apuntar a la sostenibilidad, incomodándote siempre y retando tus posibilidades – “estirando tu Hoy” para acercarte a ese futuro que cambia constantemente.