Rankings de "libertad económica": ceguera ante el riesgo regulatorio
Vivimos en “estados regulatorios”. La regulación es una de las políticas que más costos nos generan como sociedad, sin embargo, parecemos ciegos al riesgo que generan. Algo llamativo de rankings como el Economic Freedom Index de Heritage Foundation y el Doing Business Index del Banco Mundial es que ninguno de los dos mide el costo regulatorio, a pesar de que el costo regulatorio es tanto o más importante que el costo tributario; la estabilidad macro; o, la protección de los derechos de propiedad. ¿Por qué no se pondera el costo regulatorio en estos índices?
Recuento: ¿qué miden esos rankings?
El índice de Heritage mide cuatro categorías: rule of law; goverment size; regulatory efficiency and market openness. Dentro de regulatory efficiency, el índice sí incluye una categoría business freedom (junto a otras tres categorías), dentro de la cual supuestamente se miden la eficiencia de la regulación. Pero, cuando miramos en un poco más de detalle, nos damos con la sorpresa de que en realida se mide: acceso a la electricidad, riesgo relacionado al medio ambiente, “calidad regulatoria” e inclusión de las mujeres en la economía. Es decir, ninguna de esas variables pondera directamente el costo de la regulación (medido como la pérdida de eficiencia -i.e. incremento de precios- producto de las regulaciones) (link aquí). Y, así lo ponderara, su peso sería mínimo. Quizá nos podría decir que trade freedom o monerary freedom también están relacionadas a la regulación, pero no realmente. Pueden ser proxys que ayuden a medir qué tan restrictivo es un país, pero no atacan directamente el tema regulatorio.
Doing Business es igual o peor en este sentido. No incluye ningún apartado que si quiera resuene a regulación (link aquí).
Pero incluso si miramos reportes de empresas que asesoran a grandes corporaciones en el mundo, el riesgo regulatorio es obviado:
Explicación
Desde el punto de vista de los que generan estos rankings y estudios, suele haber un sesgo progresista que mira a la regulación con buenos ojos, como una parte sustancial e importante que permite que los mercados funcionen adecuadamente. Esto puede ser sorprendente en rankings que provienen de thinks tanks u organismos multilaterales que se suelen asociar al neoliberalismo, pero en 20 años viendo estos temas, no me sorprende. Incluso en los lugares que uno podría pensar son los más libre mercado del mundo, la tendencia progresista o mercantilistas están presentes. Otra posible explicación puede estar relacionada a lo difícil que es medir el costo de la regulación. Establecer cuánto impacta cada regulación en cada precio es una tarea titánica y prácticamente imposible de hacer de forma generalizada y constante.
Desde el punto de vista de las empresas -especialmente las grandes- la relación con la regulación es ambigua. Muchas empresas, en lugar de “sufrir” los costos de la regulación, en realidad se benefician de ella. La regulación sirve para disminuir la competencia y elevar los precios, prácticamente el sueño de un empresario. Por eso, no es raro que no aparezca como una traba a “hacer negocios”, ni sea señalada en un índice sobre libertad económica.
Sin embargo, el costo de la regulación es algo que impacta a la sociedad, especialmente a los que tienen menos recursos. Algunos estudios han medido el “costo cumulativo” de la regulación. Muchas veces ese costo se expresa, no en miles, ni en millones de dólares, sino en billones (aquí y aquí).