Inteligencia artificial (AI): lo nuevo y lo que se mantiene
A pesar de que la AI no es un fenómeno nuevo, los últimos meses han representado un cambio sustancial, al menos en la percepción, acerca del avance de esta tecnología. El miedo y la posibilidad que representan se han actualizado de forma casi vertiginosa. De pronto, todo el futuro -o la ausencia de futuro- de la humanidad depende de esto. No sé lo suficiente del tema como juzgarlo, pero mis “ojos de análisis regulatorio” me hacen estar alerta a algunos fenómenos ligados a la competencia en el mercado de AI.
Es evidente que existe competencia en el mercado del uso de la AI: Google, Microsoft y otras claramente quieren tener el dominio sobre esta tecnología. Simultáneamente a este aparente aumento de la capacidad de la AI, también hemos sido testigos de una extraña solicitud: expertos y empresarios relacionados a la AI han solicitado “que se paralicen los avances” en relación a esta tecnología (enlace aquí). En pocas palabras, han pedido una “moratoria” al AI.
¿Está justificado este pedido?
En el caso de la AI, los riesgos son evidentes. Desde un apocalipsis donde los robots “tomen el control” estilo Terminator hasta la desaparición de muchos de los trabajos que hoy hacemos. Sin embargo, hacer una moratoria al desarrollo de la esta tecnología, ¿puede realmente reducir el riesgo? DIfícilmente, lo que hará será generar un mercado negro para el desarrollo de AI. Es decir, el avance del AI solo ocurrirá de forma menos transparente y menos provechosa para el público.
¿De dónde nos suena una “moratoria” a la innovación y a la competencia? Es una “técnica” regulatoria que directamente impide el surgimiento de competencia, que Perú es bastante adepto de crear. Lo hemos hecho en ámbitos como la educación universitaria y los alimentos/cultivos transgénicos.
Las “moratorias” son medidas fallidas casi por definición. Casi nunca consiguen el fin que se espera y generan grandes costos a la sociedad, que se expresan en monopolización, aumento de precios, reducción de la calidad y reducción de la innovación. Sin embargo, así como son fallidas, también son extremadamente fáciles de predecir. Como lo dice Mario Puzzo en El Padrino, el sueño de cualquier empresario es acabar con su competencia. Eso no ha cambiado. Contrariamente a lo que muchos creen, la regulación suele ser pro-empresa, en la medida en que es un medio bastante efectivo para -justamente- reducir la competencia.