¿Por qué estudiar Derecho ambiental?: 7 razones
Una de las decisiones más importantes que debe tomar (o cree que debe tomar) un estudiante de Derecho es qué rama seguir (civil, penal, laboral, etc.). La verdad es que -como muchas cosas en la vida- las propias habilidades, circunstancias y oportunidades de una persona toman la mayor parte de la decisión por uno. Entonces, no creo que realmente un estudiante vaya a elegir una rama, pero sí tener una inclinación hacia determinadas áreas del Derecho. En mi caso, consideré un acierto mantener un gusto por la Economía (multidisciplinario), por el Derecho constitucional y por la vida académica. Esas decisiones se basaron en mis preferencias y contexto. Hoy por hoy, creo que muchos estudiantes de Derecho se beneficiarían por una inclinación hacia una rama que tiene muchas cualidades que son compatibles con una visión moderna, global y humanitaria del Derecho:
1. El Derecho más importante
Pongo como primer punto lo más obvio. A escala local o global, el Derecho ambiental está en primer lugar en la agenda. En el ámbito local, el ser un país megadiverso y con una relación tan fuerte con la minería, hace evidente que los temas vinculados a lo ambiental y a la utilización sostenible de recursos naturales, se coloquen casi autimáticamente en un lugar estelar en la agenda pública, social y empresarial. A escala global, la preocupación por la crisis climática, el interés por la sostenibilidad y el uso de energías limpias, también coloca a lo ambiental en primer lugar de la agenda.
El Derecho tiene mucho que decir sobre lo ambiental. Las políticas ambientales se ejecutan a través de políticas públicas que están en el lenguaje legal. También se evalúan -entre otros- en base a parámetros legales, tal como destaca el profesor Dan Farber (“The Revenge of the Lawyers”, aquí). Más allá de eso, la cirsis climática y la utilización sostenible de recursos representan grandes retos para el Derecho. Contrariamente a lo que se suele creer o decir irreflexivamente, se necesitan más y mejores abogados, no menos…
2. El Derecho con más oportunidades laborales
Lo anterior se traduce en oportunidades laborales para los apasionados (o al menos interesados) en el Derecho ambiental. Las empresas están cada vez más interesadas en contar con especialistas en lo ambiental, incluyendo gerencias de sostenibilidad y una visión transversar de Enviromental Social Governance (ESG). Antes era imposible o muy difícil encontrar estudios de aboagados con áreras ambientales. Hoy existen estudios como CMS Grau que cuentan con área ambiental y boutiques muy destacadas en la práctia del Derecho ambiental. Y cada vez aparecen más, como la recientemente creada Edam, de jóvenes abogados especializados en el litigio ambiental (aquí). Finalmente, no hay tema que tenga más oficinas en el estado que lo ambiental. Ministerios como el del ambiente, energía y minas, agricultura, etc., tienen especialistas ambientales trabajando en ellos.
El mundo de las ONGs y la cooperación internacional también está fuertemente conectado con lo ambiental. Lugares como la SPDA son especialmente relevantes para un estudiante que se quiere dedicar a lo ambiental. Instituciones internacionales como ABA-ROLI y la cooperación americana o europea, también dedican buena parte de sus recursos a temas ambientales, como el combatir los delitos contra la fauna silvestre o la minería ilegal, así como velar por los derechos de defensores ambientales o las poblaciones vulnerables.
3. El Derecho más internacional
Lo ambiental es global por naturaleza. Dado que los efectos de la crisis climática son globales, las medidas para enfrentar la crisis también tienen un componente global. Instituciones como la ONU o el Banco Mundial dedican mucho de su tiempo y recursos a temas ambientales. En sus oficinas, tienen a cientos (o acaso miles) de abogados y expertos en políticas públicas. Como ejemplo, actualmente, dos estudiantes de la carrera de Derecho que dirijo están haciendo un master en Pace (aquí), como parte de nuestro doble grado (aquí), y simultáneamente una pasantía en la ONU sobre diplomcia en temas ambientales. No ha sido fácil llegar ahí, pero no es inalcanzable tampoco.
Además de esto y siguiendo un poco en el rubro “empleabilidad”, es muy probable que muchas de las empresas que vean temas ambientales sean transnacionales, por el nivel de sofisticación actual (aunque van a tender a volverse prácticas comunes en todas las industrias). Entonces, mientras más grande y sofisticada sea la empresa, más va a hablar de sostenibilidad ambiental y ESG. Un abogado vinculado a esos tiene -así- más chances de trabajar en ese tipo de empresa.
4. El Derecho más interdisciplinario
Pocas ramas del Derecho tienen elementos de interdisciplinariedad tan grandes como la ambiental. Por ejemplo, en Derecho en la Científica nuestra Clínica Ambiental -que atiende casos de interés público en temas ambientales- trabaja mano a mano con estudiantes de Biología Marina e Ingeniería Ambiental. Pero no solo eso, el mismo abogado tiene que tener una “mente multidisciplinaria”, no basta con “ensamblar” equipos con profesionales de diversas ramas.
Esto pone a lo ambiental, casi forzosamente, a la vanguardia del Derecho. En las mejores facultades de Derecho del mundo se da primacía a lo interdisciplinario. Si no me creen, de mis veinte proesores de Derecho en Berkeley, diría que al menos la mitad no eran abogados. De mis tres asesores de tesis en el doctorado, forzadamente uno era de una facultad distinta a Derecho. En las top 10 del mundo, el Derecho interdisciplinario no es una opción, es un mandato.
5. El Derecho más transversal
Cuando -hace veinte años- empecé mis breves prácticas en el Rodrigo, Elías y Medrano, uno de los socios fundadores -Luis Carlos Rodrigo- me dijo “hay dos ramas que debes aprender bien: procesal y tributario“. Tenía toda la razón, al día de hoy sigo pensando que son dos ramas vitales para todos abogado. Procesal es como se hace efectivo el Derecho “sustantivo” y Tributario es algo que define toda transacción comercial, haciendo pequeña cualquier otra consideración comercial o disquisición legal. Hoy en día le agragaría la importancia de lo ambiental, ya que todas las otras ramas del Derecho se ven influenciadas por una mirada basada en la sostenibilidad y el compliance ambiental.
Si uno está en el ámbito penal, los delitos ambientales cobrarán cada vez mayor importancia; si uno se dedica a los constitucional, los derechos relacionados al ambiente marcarán la agenda; si uno se dedica a lo civil, deberá aprender reglas especiales para los temas vinculados al ambiente o el patrimonio cultural; si uno se dedica a lo corporativo, todo tendrá una lupa relacionada a la sostenibilidad y las prácticas de ESG.
Al final de cuentas, lo ambiental no es solo una rama, sino una metodología, una forma de ver el mundo, una categoría que impregna a todas las demás.
6. El Derecho con más oportunidades académicas
Es algo que ya se ve hoy, pero seguirá creciendo en el futuro. La cantidad de masters y doctorados vinculados directa o indirectamente a temas ambientales o de sostenibilidad o de conservación ha crecido exponencialmente. También la demanda por profesores que tengan experiencia investigando y enseñando temas ambientales. Un futuro abogado interesado en hacer un posgrado, encontrará casi ineludible darle una mirada a la oferta de estudios y becas vinculadas a lo ambiental.
7. El Derecho más social
Conjuntamente con ramas como DD.HH. -con la que tiene gran vinculación, además- se podría decir que no hay rama del Derecho más instrínsecamente conectada con la responsabilidad social y la protección de las poblaciones vulnerables. Los estudiantes de Derecho que se vinculen a esta área tendrán más oportunidades para servir a la comunidad; para encontrar sentido en la práctica de una profesión que muchas veces parece en antípodas con el interés público; e, incluso, para valorar más el lugar donde se desarrolla como persona y los recursos naturlaes de los que disfruta.
El componente social del Derecho ambiental también se refleja en el conocimiento de nuestro entorno, de nuestras diversas culturas y ecosistemas. Pocos abogados conocen tanto las regiones del Perú, como la selva, el Amazonas, donde se encuentra mucha de nuestra biodiversidad; y, también de la sierra, donde se encuentran buena parte de la actividad minera, como los ambientalistas. Eso les permite interactuar también con peruanos de culturas e idiomas distintos, lo cual enriquece no solo su práctica ambiental, sino también su propia cultura. En este sentido, el Derecho ambiental también tiene una cuota de “aventura”.
Creo que no exagero al decir que el proceso de enseñanza-aprendisaje del Derecho ambiental -y su práctica- tiene incluso el potencial de convertirnos en mejores personas.