Nueva constitución en Chile: ¿hora cero?
Mañana Chile decidirá si aprueba un nuevo texto constitucional, producto de una asamblea constituyente bastante polémica, nacida de la violencia política vivida por dicho país y exacerbada por personajes como su actual presidente de extrema izquierda, Gabriel Boric. Todo parece indicar que el pueblo chileno rechazará este borrador, que ha sido calificado por muchos especialistas como un bodrio; sin embargo, ¿eso salvará a Chile de la debacle social, política y económica?
Soy poco optimista. En Latinoamérica tendemos a ser híper formalistas, lo que nos lleva a pensar que todo se resume a documentos escritos, codificados. Sin embargo, la importancia y utilidad de las constituciones y las asambleas constituyentes son muy variadas dependiendo del contexto. Una constitución o asamblea pensada para un país con gobierno autoritario o pretensiones autoritarias es muy distinta a una constitución en una democracia liberal.
En una democracia liberal, las personas son la piedra angular sobre la cual se construyen las instituciones, que están al servicio de ésta. El derecho general aplicado de forma igual a todos, es una garantía del respeto de la dignidad de las personas. Estas ideas están tan asentadas que muchas veces no se requieren poner en papel. En una tiranía actual (o proyecto de) las personas y el derecho mismo son instrumentales a la conveniencia de una élite, que puede ser un grupo de malhechores o algo más organizado como un “partido comunista”.
Paradójicamente, este segundo grupo parece darle más importancia al papel y a las normas, pero en la práctica son solo instrumentos que sirven como fachadas demócratas, para mantener contenta a la población con promesas, para tomar el poder o destruir a las fuerzas o instituciones opositoras. Pero -como todo instrumento- pueden ser fácilmente reemplazados por otros.
En nuestra región, parece que las constituciones fueron reemplazadas por asambleas constituyentes y éstas por “narrativas” de asambleas constituyentes:
En el caso de Chile, da la impresión de que la utilidad ya la tuvo el solo hecho de convocar a una asamblea constituyente, destruyendo el país y poniendo a Boric y su entorno en el poder. La nueva constitución tendría una utilidad solo marginal o incluso menor que el perpetuar esta asamblea constituyente, tal como ha propuesto el mismo Boric. Lamentablemente, el movimiento castro-chavista avanza en nuestra región, como es teóricamente “obvio”, independientemente de reformas constitucionales.