Educación básica: regulación y vouchers
He revisado algunas normas recientes acerca de educación escolar privada. Por ejemplo, el DS 005-2021-Minedu y la Resolución Ministerial que aprueba “Disposiciones para el proceso de adecuación a las Condiciones Básicas de Instituciones Educativas de Gestión Privada de Educación Básica”. Antes de eso, ya existían disposiciones que afectaban el cobro de deudas, dadas por Indecopi y luego por el Congreso. El sector educación en general y -en particular- básica, está muy intervenido por el Estado, tanto en términos “positivos” (exoneraciones tributarias) como negativos (estándares imposible y restricciones a la libertad contractual). En este contexto, se ha introducido nuevamente a la discusión el tema de los vouchers, que es una forma de subsidiar la demanda y -así- darle más espacio a la educación privada.
A primera vista, esta propuesta es compatible con la eficiencia y el libre mercado; así como refuerza elementos de justicia social importantes en un bien “meritorio” como es la educación básica. Sin embargo, en el contexto actual, genera algunas dudas:
- El sistema entraría en el contexto de cada vez más escuelas privadas cerradas, por la gran cantidad de regulaciones que existen. Solamente el citado Reglamento tiene más de 100!!! artículos (probablemente más de mil normas!!!), sin contar disposiciones finales y anexos con fórmulas matemáticas. Es un reglamento que -aún si fuera aplicado de forma razonable y flexible- tendría el potencial para cerrar a muchos colegios sin recursos (espaldas financieras) para afrontar todo ese compliance regulatorio. Es decir, más allá de que pueda tener buenas intenciones o no, esta norma tendrá el efecto de reducir dramáticamente la competencia entre colegios, aumentando los precios y afectando la calidad (en el sentido económico del término, es decir, calidad “demandada”).
- Esto último generará un apetito por vouchers en un escenario donde es factible reducir la competencia por medio de regulación o su aplicación. Es decir, genera un incentivo para que grupos económicos monopolicen la educación básica.
- Finalmente, estos vouchers serían repartidos por el gobierno, generando clientelismo y corrupción.
En conclusión, en este contexto, los vouchers no son una medida de mercado, sino todo lo contrario. El mejor “voucher” que podría darse sería competencia entre colegios por más calidad y mejores precios.
PD: por supuesto, este es un comentario preliminar y estaría dispuesto a debatir estas ideas.