¿Habemus Indecopi?
En esas últimas semanas el Indecopi ha sido noticia porque han salido del mercado productos como el Panetón Bimbo (ya regresó), Chesse Tris y el shampoo Pantene. Hay varias cosas que comentar a partir de esto:
Personajes como Cerrón y compañía están diciendo que “¡Por fin tenemos Indecopi!” en clara alusión a la asunción del cargo de presidente de su compinche, el criticado Julián Palacín Jr. ¿Es esto cierto? ¿Indecopi está haciendo cosas que antes no hacía? Difícilmente. Solo en el último año, Indecopi ha retirado del mercado diversos productos, multado a empresas por publicidad engañosa y por discriminación, entre otros. Indecopi no está haciendo nada fuera de lo ordinario con Palacín, que además tiene un cargo administrativo, lejano a las instancias que deciden casos como éstos:
Más allá de esto, el propio caso de Pantene está lejos de ser una hazaña del Indecopi. Fue la propia empresa la que voluntariamente decidió retirar el producto del mercado y no solo en Perú.
Otra discusión que se ha armado es sobre la supuesta ridiculez libertaria de abogar por la permanencia de ciertos productos en el mercado o -en otras palabras- la oposición a que el Estado decida retirar ciertos productos. Cuando fue el caso de Cheese Tris, se dijo que era ridículo defender a la empresa o la libertad de los consumidores de elegir. Ahora, con el caso Pantene, se pretende llevar ese argumento al ridículo, metiendo todo en el mismo saco, de manera falaz:
Admitiendo que es un buen meme, el argumento detrás es bastante pobre. Los casos de Chesse Tris y de Pantene no son comparables. Para comenzar, lo de Pantene fue voluntario. Pero, aún si hubiese sido obligado por el Estado a sacar los productos, no serían casos equivalentes. Justamente, la diferencia está en que Pantene es un caso probado de un daño muy grande, donde la decisión de los consumidores está ausente. Chesse Tris tiene grasas trans, lo cual es malo, sí, como cualquier componente de una dieta poco saludable (alta en sal, azúcar u otro tipo de grasa consumida en exceso). Por el contrario, Pantene tiene componentes capaces de producir cáncer, no existiendo una forma “sana” o “balanceada” de consumirlo.
Nadie consume Pantene haciendo un trade-off entre el placer de lavarse el pelo con ese shampoo y morir de cáncer. Al consumir Chesse Tris uno, voluntariamente, hace un trade-off entre salud y placer. La advertencia -aunque innecesaria en gran medida- ya está ahí.
Además, el daño que puede causar Chesse Tris (aumentar el riesgo de sufrir un ataque cardiaco) no es comparable con el riesgo de contraer cáncer. El aumento del colesterol alto puede ser contrarrestado con una dieta balanceada y ejercicio. El riesgo de contraer cáncer no es posible que sea mitigado por la persona que usa ese shampoo.
Al decidir que un caso sí requiere una intervención preventiva del Estado, lo que estamos diciendo no es que el otro caso sea la ley de la jungla. Chesse Tris aún podría ser responsable de daños, pero no creemos que sea un caso lo suficientemente grave y urgente como para que se suprima por completo el mercado (como sí lo es el caso de Pantene).
Cada caso debe ser visto por separado, por sus propios méritos. No se debe meter a todos en el mismo saco y menos banalizar o ridiculizar la discusión. Si discutir sobre la prohibición de Chesse Tris es ridículo, con mayor razón lo es utilizar recursos del Estado para prohibir su consumo.