El peor escenario: ¿qué implica un gobierno comunista?
“Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”. Así comienzan Marx y Engels su “Manifiesto Comunista” (1848), de forma irónica, minimizando los riesgos del comunismo. En la coyuntura actual, no es poco frecuente escuchar frases similares.
Sin embargo, el temor que despierta el comunismo es enteramente fundado. Además de ser directamente responsable de las mayores matanzas de la historia, el comunismo supone la negación de los valores occidentales. En una democracia occidental, existen pilares como la libertad de pensamiento; el desarrollo del capitalismo o libre mercado; y, las elecciones entre diversos grupos políticos, todo en un “Estado de Derecho”.
Un rasgo principal y característico del comunismo es la idea de que el Estado debe controlar la Economía. Esto trae ramificaciones que van más allá del ámbito económico. Al adoptar un “pensamiento único” sobre el rol del Estado en la Economía, también deriva naturalmente en un partido único. Una sociedad comunista implica una especie de “religión secular” donde el objeto de adoración es un líder o partido único.
Así, este sistema solo puede existir en una dictadura que perdure en el tiempo, porque se desarrolla en estadios hasta llegar a la “utopía comunista”, que nunca llega. ¿Les suena Cerrón hablando de perpetuarse en el poder? Además, la voluntad del líder reemplaza al Derecho, por lo que existe lo contrario a un “Estado de Derecho”. ¿Les suena Castillo proponiendo hacer cosas que no son legalmente posibles?
No es una casualidad que las economías más estatizadas (i.e. comunistas) como Corea del Norte, Venezuela, Cuba, Sudán y Zimbabue son –simultáneamente- dictaduras. El pensamiento único en temas económicos deriva –necesariamente- en opresión. Para acabar con las formas de pensar alternas, no basta con convencernos de dejar nuestros bienes, sino que se debe recortar casi al máximo el individualismo.
Muchos se consuelan pensando que Castillo no es un ideólogo marxista o no tendrá suficiente habilidad o poder para llevarnos al comunismo. Castillo cree –lo ha declarado- que el Estado debe controlar a la sociedad y el mercado. También cree que las niñas deben dedicarse a trabajar en el campo. En ambos casos, Castillo ostenta un fanatismo cuasi-religioso que hacen pensar que él no necesita leer los libros –como alguna vez dijo- sino que los lleva impresos en su ser.
En relación al poder, muchos deciden obviar el hecho de que, en nuestro sistema, definido como “presidencialista”, el presidente tiene muchas atribuciones. Entre otras, elige y remueve ministros, controla las fuerzas armadas y puede disolver el Congreso. Castillo usará ese poder para darse un baño de popularidad por unos meses y luego irá virando hacia el sistema que realmente quiere implantar.
Sumado a esto; por un lado, Castillo tendría el apoyo de una especie de liga comunista global comandada por China y Rusia, pero controlada en la región por Cuba y Venezuela (ver informe clic aquí); y, por otro, de acuerdo a reportes de inteligencia en los Estados Unidos, Cuba y Venezuela apoyarían a grupos terroristas regionales como las FARC y locales como Movadef-Sendero Luminoso (ver informe clic aquí), que tienen vínculos con Perú Libre -249 militantes- y Castillo –apoyado por Conare-, además de posibles “operadores” como Cerrón -once años en Cuba- y Bermejo -acusado por terrorismo.
Lamento decirles que muchos han subestimado el riesgo que implica Castillo. Espero equivocarme en todo y que mis compatriotas -que callan por “pudor”, ignorancia mezclada con soberbia u oportunismo- tengan la razón.