¿La C-93 es una buena constitución?
Ahora que se habla tanto del “cambio de modelo”, más allá de las cifras, a sugerencia de un lector, voy a contarles un poco qué cosas trae y qué cosas obvia la C-93. Creo que es importante familiarizarnos más con un texto del que tanto se habla.
1. Derecho sociales
La C-93 no solo reconoce derechos sociales en igual o mayor extensión que la mayoría de constituciones del mundo, sino que tiene una “cláusula abierta” por la que es posible incorporar (vía tratados, jurisprudencia o doctrina) derechos que no estaban originalmente incluidos como el agua (luego se reformó la constitución), el Internet o la vivienda (que supuestamente no garantiza).
Pero no solo eso, sino que la C-93 también establece mecanismos e instituciones para garantizar su vigencia en la realidad, como el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo.
2. Institucionalidad
Como mencionamos en el apartado anterior, la C-93 crea importantes instituciones como el TC y la Defensoría, pero no solo eso, sino que también le da independencia a organismos como el BRC y el JNE. También tuvo el acierto de reconocer al arbitraje como una jurisdicción distinta al Poder Judicial. Hoy en día Perú es líder a nivel regional en temas arbitrales.
En los últimos años, se ha criticado mucho los mecanismos de la C-93 para lidiar con los conflictos entre poderes del Estado. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que ningún texto constitucionalidad puede “aguantar” a políticos actuando de mala fe y que -mal que bien- todos estos enfrentamientos se han resuelto dentro de sus cauces, habiéndose evitado un golpe de Estado.
Ha estado en manos del TC detallar y definir las atribuciones del Congreso y el Ejecutivo pero -acertadamente- ha decidido no ser “reglamentarista” y que sea la sociedad civil y la propia práctica constitucional la que vaya moldeando a las instituciones.
3. Régimen económico
Moldeado por el Consenso de Washington, a diferencia de lo que muchos quieren hacer ver, nuestro régimen económico no difiere en nada de lo que uno podría esperar de una democracia liberal moderna. Cosas tan básicas como primacía de la iniciativa privada, estabilidad monetaria, respeto de la propiedad privada, apertura comercial y presencia del Estado como regulador (no planificador), fueron instauradas en la C-93, revirtiendo la tendencia estatista de la C-79.
Sorprendentemente, un candidato quiere cambiar esas cosas básicas, haciéndonos creer que políticas de izquierda como aumentar el gasto o tener algunas empresas públicas o mejorar los servicios básicos no pueden ser hechos bajo nuestro marco actual. Todas esas cosas pueden y son hechas bajo nuestro marco actual. Lo que no se puede hacer bajo nuestro marco actual es darle el principal protagonismo al Estado o cerrarnos al comercio internacional o no tomar en cuenta el equilibrio fiscal como algo relevante.
Luego, se critica que la C-93 reconozca los “contratos-ley”, que son sistemas para asegurarle a los inversionistas que el sistema legal no cambiará de un día a otro. Más que criticar esto como una afrenta a nuestra soberanía (mal entendida) deberíamos agradecer que esta opción nos permite poner candados a nuestros impulsos contrarios a la inversión extranjera, igualándonos a las economías más modernas. Por lo demás, si bien es cierto Perú quizá es el único país en el mundo con esa norma a nivel constitucional, ésta existe en muchos países en desarrollo con problemas de confianza al inversionista, pero a nivel legal.
4. Comunidades nativas
Están reconocidas desde la C-79, pero es la C-93 la que no solo mantiene dicho reconocimiento, sino que las da atribuciones jurisdiccionales en sus territorios. Hoy en día, la justicia comunal es una parte importante de nuestra sociedad.
5. Cosas por mejorar
Sin duda, nuestro país y también la Constitución, tienen muchas cosas por mejorar. Pero hay que entender algunas cosas:
- Las constituciones no se agotan en sus textos, sino que mucho de lo que ellas “norman” está en la “práctica constitucional” que se hace con los años, décadas y siglos.
- Muchas cosas que se pide incluir a la C-93 ya está en su texto (político como Mendoza o Castillo parece que no la han leído).
- Muchos de los problemas del país se explican, no en la falta de reconocimiento de tal o cual derecho o ni siquiera en el “modelo”, sino en problemas de capital humano y gestión, donde muchas veces la ineficiencia y corrupción de funcionarios ha significado que los “derechos” queden en el papel. Incluso, regiones del país con muchos recursos de canon, como Junín, no han visto los beneficios de éste, por la corrupción e inoperancia de los funcionarios a cargo.
- Finalmente, existen muchas reformas truncas que son perfectamente admisibles (y hasta pasos lógicos siguientes) bajo el régimen actual, para lograr una mayor formalización de nuestra economía. Esto no debería significar regresar a un modelo fracasado.