¿Es constitucional la cuarentena? (versión 2)
Hace unos meses escribí sobre la cuarentena dictada por Vizcarra. Mi opinión es que “una” cuarentena es constitucional en abstracto, pero en la práctica depende de sus características: qué tan bien balancee los costos que genera con los beneficios probables. En este caso, tanto nosotros como el Gobierno hemos aprendido cosas que nos debería llevar a una evolución en nuestras posturas y en las políticas adoptadas por el Gobierno.
Mi opinión sobre las cuarentenas ha evolucionado en base a mis lecturas/investigaciones, experiencia propia y el valioso intercambio con colegas como Percy Mayta. Sigo siendo, en principio, un escéptico a las cuarentenas: creo que su efectividad y necesidad están en entredicho, creo que tienen costos colaterales muy altos (quizá mayores que los del virus mismo) y que no son del todo compatibles con un modelo de gobierno democrático. Pero también creo que son medidas que -en principio- están dentro de los márgenes de la Constitución y que muchas veces la realidad nos impone, ante la falta de capacidad de nuestras autoridades de hacer algo más sofisticado. En este caso, me voy a centrar solamente en su constitucionalidad, no en su “conveniencia”.
¿Qué ha cambiado desde la primera cuarentena?:
- Tenemos más información sobre el virus.
- Hemos tenido tiempo para adoptar medidas como capacidad hospitalaria, pruebas, tratamientos, vacunas, etc.
- La población está más “golpeada” en términos económicos, sicológicos, etc.
- El Gobierno tiene menos fondos para apoyo económico a empresas o personas vulnerables.
¿Cómo impacta eso la constitucionalidad de la segunda cuerentena?:
- Ya no goza de la presunción a favor que podría dar el “principio precautorio”. Las medidas entonces deben ser más focalizadas y sustentadas en criterios técnicos en base al conocimiento actual sobre el virus.
- Tiene la valla más alta en términos de “necesidad” (existen alternativas que podrían aplicarse desde el Gobierno).
- Su impacto (costo) es mayor, entonces los beneficios deben ser mayores también.
¿Qué características tiene la cuarentena?:
- Parece menos estricta que la dada por Vizcarra, lo cual es positivo.
- Tampoco se ha tomado en cuenta la informalidad, ni se ha hecho un esfuerzo por hacerla más “sostenible” (considerando la alta tasa de incumplimiento de las medidas).
- Se ha diferenciado por regiones, lo cual es positivo.
- Parece igual de “genérica”. Se ha partido de la base de que todo está prohibido, pero luego algunas actividades se exoneran de la prohibición.
- Los criterios -fundamento- de la cuarentena no están claros. Aunque existe un fundamento evidente para la “idea” de una cuarentena, no existe fundamento específico para los detalles de la cuarentena (duración, exoneraciones, etc.).
- No parece haber un plan detrás. Sabemos que la cuarentena en sí misma no es un plan para enfrentar al virus. ¿Cuál es el plan?
- No parece haber un foco en actividades particularmente sensibles (colegios), ni en la salud (mental o física) de las poblaciones más vulnerables. ¿Qué se está haciendo para prevenir la violencia contra mujeres o niños?
- El foco de las exoneraciones ha estado en activiades económicas, pero no parece haber una preocupación por lo social (mental). ¿Deportes? ¿Entretenimiento? Puede parecer baladí, pero no lo es.
- Sigue la aproximación restrictiva de horarios y circulación, que es contraproducente.
- Se ha propuesto medidas restrictivas como detenciones en “centros de detención” que -a primera vista- parecen reñidos con la Constitución.
- No existe claridad sobre los apoyos económicos que dará el Gobierno o la forma como lo hará.
Análisis
Como vemos, la cuarentena no parece ser una política sólida, lo cual no la hace solo inconveniente, sino de “dudosa” constitucionalidad:
- Existe la posibilidad de que viole el principio de subsidariedad: el punto de partida debería ser la apertura y la excepción el cerrar, no al revés.
- Existe la posibilidad de que no pase un test de proporcionalidad: la medida podría ser idónea (al menos en abstracto), pero algunas políticas específicas parecen ser contraproducentes al generar más aglomeraciones, no es necesaria en estricto (existen alternativas menos gravosas) y no es proporcional (no hace esfuerzos por reducir sus costos que en muchos casos pueden superar a sus beneficios). Esto llevaría a la inconstitucionalidad de la cuarentena dependiendo de cuán estrictos seamos en aplicar el test.
- El hecho de que no haya un plan detrás, además, la hacen ver como una medida hasta cierto punto arbitraria, sin una racionalidad detrás más allá de la evidente necesidad de hacer “algo”. Si bien existen algunos ajustes como las diferencias por regiones o la gravedad de las restricciones, no parece haber suficiente sustento, ni suficiente detalle en la implementación.
- Finalmente, existen temas concretos dentro de la política que deberían limarse para no darle un matiz autoritario. El principal: los centros de detención.
Recomendación:
- Invertir el orden: ir una a una justificando (científica y económicamente) las prohibiciones. Acotarla y sustentarla lo más posible.
- La informalidad y la tasa de incumplimiento debe ser tomada en serio. Debe haber una política concreta para “incorporar” a los informales. Los bonos fueron una oportunidad perdida en este sentido, pero aún se puede hacer algo.
- Tener un foco obsesivo en reducir el impacto económico, físico y mental de la cuarentena, especialmente en las poblaciones vulnerables: no basta el “los vamos a dejar pasear una hora” de la Ministra(!!).
- Comunicar un plan que vaya más allá de la cuarentena misma. No queremos sorpresas ni ser tratados como niños. Necesitamos saber si esto será 15 días o 4 meses (como hizo Vizcarra) y qué otras acciones implementará el Gobierno que complementen la cuarentena.
- Variar el foco restrictivo, por uno donde más bien se amplien los horarios, espacios abiertos y los medios de circulación.
- En general, muchas veces “menos es más”: menos restricciones con una tasa de cumplimiento mayor, puede ser mejores que muchas restricciones que no se cumplen. Además, serían más fáciles de aplicar y más “sostenibles”.